Como todos los medios se hicieron eco, aunque una buena porción sólo para ensayar una legitimación de sus palabras,
Soledad Acuña hizo un Zoom hace unas semanas con el impresentable diputado nacional
Fernando Iglesias que se conoció este lunes. Allí, la ministra de Educación de
Horacio Rodríguez Larreta embistió a los docentes por su pobreza, ideología y edad:
dijo que quienes estudian para ser maestros son personas “cada vez más grandes de edad", de "los sectores más bajos socioeconómicos" con poco "capital cultural", cuestionó su "militancia política" e invitó a los padres a denunciarlos por “bajada de línea”.
Las frases de la funcionaria del gobierno porteño provocaron un amplio repudio de todos los sectores políticos menos el macrismo y, por supuesto, un fuerte rechazo de los docentes, principales blancos de ataque de Acuña. Hasta hoy, ni ella misma ni ninguno de los dirigentes más importantes de Juntos por el Cambio -a excepción de
Patricia Bullrich y algún legislador de la Coalición Cívica- se había expresado acerca de las palabras cuestionadas.
Hoy,
apareció la ministra Acuña: lejos de expresar un pedido de disculpas directo o de señalar que se malinterpretaron sus palabras y, producto de ello, aclarar o retractarse respecto de alguno de los fragmentos del video que trascendió de su charla de Iglesias, redobló la apuesta.
“Sé que merecen y esperan una explicación sobre la polémica que se generó en los últimos días, ya que entiendo que causó dolor e incomodidad en muchos de ustedes, sin haber sido mi intención”, comienza la carta que Acuña les hizo llegar a los docentes a través de un mail.
Según Acuña "la enorme mayoría" de los docentes a los que estigmatizó por sus bajos ingresos que determina su gestión y a quienes llamó "fracasados", "trabaja por una educación plural, que promueva el pensamiento crítico, el análisis y la discusión informada".
"Me consta -dijo-, y así lo hemos conversado tantas veces, que defendemos el aula como ese lugar para formarse, aprender y reflexionar en un ambiente donde se respeten todas las ideas y creencias, sin militancia partidaria. De ningún partido”, opinó.
Sin embargo, sin presentar alguna prueba de su mirada y sin tener en cuenta que en la Argentina es parte del sistema democrático la posibilidad de que cualqueir ciudadano -como un docente- tiene derecho a participar de la vida política, distinguió entre los docentes y los dirigentes gremiales que
“abusan de su rol docente y eligen adoctrinar antes que enseñar a pensar”.
“Por si hiciera falta aclararlo, voy a mantenerme firme: con los chicos, no”, remarcó usando una construcción que es más un lugar común que una idea fundada, antes de señalar que "la capacitación docente ha sido y es nuestra prioridad", después de acusar a quienes estudian para ser docentes en la Ciudad de "fracasar" y ser pobres. Curiosa apreciación, además, luego de que hace unos dos años el entonces presidente Mauricio Macri, por ejemplo, puso a chicos de una escuela a cantar "sí, se puede", famoso eslogan de campaña de Cambiemos, que también integraba y usaba Larreta.
Y agregó: "Queda un largo camino por recorrer en materia de brechas y oportunidades para los chicos. Pero también en la construcción de valor para la profesión, para que cada vez más jóvenes elijan con orgullo la docencia".
Según la funcionaria, "hay datos de la realidad" que elije "no ocultar y trabajar para transformarlos". En ese punto, sostuvo que "según la encuesta a ingresantes al sistema de formación docente en la Ciudad de mayo de este año, sólo el 14% lo hace luego de terminar sus estudios secundarios, mientras que el 52% posee trayectorias educativas previas" y "casi el 50% trabaja mientras estudia, y se tarda en promedio 7 años para recibirse". Surge como pregunta si esos presuntos datos tienen implicancias negativas y si, de tenerlas, los bajos ingresos de los ciudadanos y los docentes no son responsabilidad de la gestión que integra, cuyo espacio político, además, gobernó la Argentina durante los últimos cuatro años y conduce la Ciudad hace 13 años.