16.06.2016 / Opinión

Bombas sobre Buenos Aires

Nota de opinión al cumplirse un nuevo aniversario del bombardeo en Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955.

por Facundo Giampaolo



El día 16 de junio de 1955 se inicia una de las etapas más horrorosas de la historia Argentina; las bombas y las metrallas de los aviones de la marina de guerra caen sobre la Plaza de Mayo y la Casa Rosada buscando matar al Presidente constitucional Tte. Gral. Juan Domingo Perón.
Esa jornada amaneció tranquila pero desde las primeras horas del día el Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas leales General Lucero empezó a tener noticias sobre movimientos sediciosos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en el
Ministerio de Marina como así también en las bases navales de Punta Indio y Espora.

Al producirse estos hechos, los militares leales a Perón encabezados por Lucero, el General Sosa Molina y el Brigadier San Martín, hombre fuerte de la Fuerza Aérea, informan al Presidente sobre la situación y deciden trasladarse al Ministerio de Guerra para contraatacar el golpe gorila. Lo que llevó algo de calma al gobierno era que el ejército en su mayoría era leal, al Gobierno salvo algunas excepciones como los Generales Bengoa Uranga y Aramburu que salvo este fueron detenidos por sediciosos.

A las 12 del mediodía se empiezan a escuchar que caen las primera bombas sobre la Plaza de Mayo, alarmado por esto el líder manda a su ayudante el Mayor Ciacleta a que hable con el Secretario General de la CGT Vuletich para que ordene a los obreros no ir a la Plaza de Mayo por que estos criminales no iban titubear en masacrar al pueblo. Pese a esto, los obreros desconocen las ordenes y se lanzan sobre la Plaza al grito de "la vida por Perón" y con sus herramientas de trabajo lucharon junto a los militares leales, contra las bombas de la antipatria. Destacar que los trabajadores combatieron con sus herramientas laborales es un hecho sin precedentes en la historia contemporánea mundial.

Las bombas seguían cayendo a mansalva causando cientos de muertos y heridos, siendo este el hecho mas penosos. Una de ellas impactó de lleno en un micro escolar matando a 50 chicos de menos de 12 años que iban de excursión a la Casa Rosada.

Con el correr de las horas el panorama fue desalentador para los sublevados ya que las unidades militares no se plegaron al golpe y uno a uno fueron rindiéndose en manos de los militares Peronistas. El ultimo valuarte de los golpistas era el Ministerio de Marina donde el Almirante Olivieri resistía junto a sus hombres, uno de ellos era Emilio Eduardo Massera.

Al finalizar la tarde, los obreros rodearon el ministerio y querían linchar hasta el ultimo marino que estaba adentro. Entonces acude por orden del Presidente, el General Juan Jose Valle a pedir la rendición. Ante tal ultimátum el Almirante Olivieri estampa la firma de capitulación y quedó abortada la asonada Militar. El saldo de dicho acontecimiento fue de 400 muertos sumado a los cientos de heridos.

Sacando algunas conclusiones seriamos ingenuos pensar que los marinos se levantaron en armas por si sólos, por que en primer lugar fueron incentivados por la Jerarquía de la Iglesia Católica, prueba tal que los aviones que cometieron la masacre tenían pintadas en las naves la leyenda "Cristo Vence". En segundo término fueron alentados por la oposición, prueba de ello es que uno de los aviones asesinos se encontraba el señor Zavala Ortiz, dirigente de la UCR. También fueron cómplices de esta atrocidad la Sociedad Rural, el empresariado y la oligarquía en su conjunto.

Cabe destacar la conducta del Presidente Perón que luego de la masacre llamó a la calma a los sindicatos como a los militantes justicialistas. Por este genocidio del 16 de junio nadie fue Juzgado ni condenado pero la enseñanza de ese día fue la lealtad de los trabajadores con su líder resumido en una consigna: La vida por Perón.