El Gobierno de Javier Milei vuelve a quedar en ridículo ante la opinión pública, esta vez por cuenta del canciller Gerardo Werthein. El funcionario libertario regresó al país en un vuelo privado acompañado por la modelo holandesa Nina Francisca Schreuders, una figura del espectáculo que tuvo sus minutos de fama como bailarina en ShowMatch. El dato, que se conoció a través de una declaración general de vuelo, desató un escándalo que huele a privilegios y opacidad, dos ingredientes que el oficialismo prometió erradicar con su cruzada "anticasta".
La travesía aérea, que partió el 4 de abril desde Palm Beach hacia Aeroparque Jorge Newbery, contó con el servicio de la empresa Pacific Ocean y registró en la lista de pasajeros tanto a Werthein como a Schreuders. La documentación oficial no deja lugar a dudas. A ello se suma una presencia confirmada del canciller en Washington D.C. el día anterior, donde se encontró con altos funcionarios del comercio estadounidense. Mientras el Twitter institucional celebraba “trabajo altamente productivo, gran entendimiento mutuo y optimismo”, Werthein ya tenía reservado su asiento junto a la modelo europea.
El contexto no podría ser más inoportuno. A esta comedia de enredos diplomáticos se le suma el papelón internacional que protagonizó el Gobierno al fracasar en la gestión de una foto entre Milei y Donald Trump. El presidente viajó una vez más a Estados Unidos —ya va por su undécimo viaje— en busca de una imagen que nunca se concretó. El responsable de ese fallido intento de blanquear su alineamiento ideológico fue, ni más ni menos, el mismo Werthein, quien ahora debe rendir cuentas por su desprolija agenda exterior.
Como si todo esto no alcanzara, circula el rumor de que el piloto del vuelo privado no sería otro que Antonio Laje, figura mediática del canal A24, lo que agregaría un condimento de show televisivo a un escándalo de por sí bochornoso.