De cara a las elecciones del año que viene, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, no solo desdoblará a nivel porteño sino que mantendrá el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE), a pesar de haber sido uno de los críticos más contundentes del sistema cuando Horacio Rodríguez Larreta lo implementó en 2023. Este giro genera sorpresa en muchos, dado que Macri había señalado que el voto electrónico no había funcionado adecuadamente, y ahora, en su rol de líder de la Ciudad, apuesta por su continuidad. La decisión ha generado una vez más controversia entre los diferentes actores políticos porteños.
El antecedente de Larreta, que también fue impulsor del voto electrónico, estuvo marcado por una serie de irregularidades que afectaron la confianza del sistema.
En 2015, el voto electrónico fue hackeado y se revelaron falencias serias en la seguridad del sistema. Además, en 2023, la implementación de la Boleta Única Electrónica se vio envuelta en demoras, fallas técnicas y cuestionamientos por su falta de transparencia. Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y hasta Mauricio Macri fueron críticos de la medida, destacando la falta de pruebas sólidas y la evidente improvisación en la organización.
Uno de los problemas más evidentes del sistema BUE, que se implementó en la Ciudad durante las PASO de 2023, fue el hecho de que un porcentaje significativo de los votantes no verificó si su voto grabado en el chip coincidía con la boleta impresa. Según estudios, el 26% de los votantes no se tomó el tiempo de revisar su voto, lo que deja en evidencia una falla importante en el proceso. Además, el sistema resultó ser más lento que el voto en papel: según una investigación de la Universidad del Comahue, el tiempo promedio de votación con BUE en Neuquén fue de 1,9 minutos, mientras que con boletas de papel en Río Negro fue 31% más rápido, con 1,3 minutos.
El camino de la licitación del sistema BUE en 2023 estuvo plagado de irregularidades que se relacionaron con la designación de Ezio Emiliozzi al frente del Instituto de Gestión Electoral (IGE), que no cumplió con los requisitos establecidos por la legislación vigente. A pesar de que la ley de 2018 estipulaba que la designación del titular del IGE debía ser aprobada por la Legislatura, Emiliozzi fue designado por decreto, una medida que muchos consideran ilegal. Además, el proceso de licitación estuvo marcado por la presencia de un único oferente: Magic Software Argentina (MSA), la misma empresa que proveyó el sistema en 2015 y que fue criticada por su vulnerabilidad.
El escándalo se profundizó cuando la diputada nacional Myriam Bregman presentó un amparo judicial denunciando la falta de imparcialidad en el proceso. Bregman señaló que el presidente del IGE, Emiliozzi, y el auditor encargado del sistema, Jorge Ariel González, tenían vínculos con el PRO, lo que viciaba el proceso electoral. A pesar de estas denuncias, el proceso siguió adelante y las auditorías previas al uso de las máquinas fueron insuficientes, lo que derivó en fallos técnicos que perjudicaron la correcta implementación del sistema.
Entre las críticas a la implementación del BUE, también se encuentran las observaciones presentadas por representantes de distintos partidos, que señalaron fallos en el diseño de la pantalla del sistema, la incorrecta asignación de categorías de candidatos y la falta de adecuación de las máquinas a las exigencias del Código Electoral. Las denuncias no solo provinieron de la oposición, sino también de sectores dentro del oficialismo porteño, que alertaron sobre la improvisación en la organización de las elecciones.
Uno de los momentos más críticos se dio durante las PASO de 2023, cuando el sistema de votación sufrió serias fallas técnicas. La jueza electoral María Romilda Servini advirtió sobre problemas en la instalación y configuración de las máquinas, que llegaron tarde o no funcionaron correctamente en varias mesas. La situación fue tan grave que la jueza tuvo que autorizar una extensión del horario de votación para compensar las demoras, lo que dejó en evidencia la falta de preparación para un proceso electoral tan complejo.
Las críticas no solo se limitaron a la jueza Servini, sino que varios candidatos también denunciaron los problemas del sistema. Patricia Bullrich, en su calidad de precandidata presidencial, protagonizó uno de los momentos más vergonzosos, cuando se demoró más de 12 minutos en votar debido a las fallas de las máquinas. En conferencia de prensa, Bullrich denunció que el sistema de votación había sido "un desastre" y que los colaboradores tuvieron que ayudarla repetidamente debido a la confusión generada por las máquinas. Este incidente generó una enorme presión sobre Larreta, quien enfrentó fuertes cuestionamientos sobre la implementación del sistema.
La elección del sistema de Boleta Única Electrónica por parte de Jorge Macri, a pesar de las críticas que había hecho previamente, despierta dudas sobre su capacidad para gestionar un proceso electoral más eficiente y transparente. A tan solo siete meses de las elecciones, los porteños deberán enfrentarse a un sistema que ha mostrado serias falencias en su implementación, y que ha provocado que muchos votantes se sientan inseguros y descontentos con la modalidad.