Decenas de miles de mujeres de todo el país se movilizarán y realizarán un paro nacional esta tarde contra la violencia machista, con la consigna
"la deuda es con nosotres y nosotras", en el marco del
Día Internacional de la Mujer. La concentración principal será a partir de las 16 en la Plaza de Congreso, en la ciudad de Buenos Aires, pero habrá movilizaciones en las principales ciudades del país con el objetivo de
“recuperar la calle” después de dos años de pandemia.
Este año, la Organización de Naciones Unidas (ONU) convoca a celebrar la jornada con el lema "Igualdad de género hoy para un mañana sostenible" y a reclamar una acción por el clima "por y para las mujeres".
“Este #8M paro y movilización. No hay respuestas aisladas ni individuales, hay manifestación colectiva”, expresó por su parte el colectivo
Ni una Menos, convocante a la marcha de esta tarde, en su cuenta oficial de Twitter.
En diálogo con Télam, Luci Cavallero, integrante del colectivo y doctora en Ciencias Sociales, aseguró que "estuvo muy difícil movilizar por la crisis de pandemia y por las tareas de cuidado", al tiempo que advirtió: "Estábamos más ocupadas y estamos más ocupadas que antes de la pandemia". Sobre las expectativas para la movilización, Cavallero destacó la importancia de "recuperar las calles después de dos años de pandemia" y de
"empezar a tejer una agenda de reivindicaciones después de la conquista del aborto".
"Que la paguen quienes la fugaron" es la consigna que encabeza el documento del colectivo Ni Una Menos, ese que hizo estallar las calles de todo el país el 3 de junio de 2015 tras el femicidio de Chiara Páez en Santa Fe y cuya resonancia llegó al mundo entero, fundando una nueva manera de manifestar la potencia feminista y de agrupar en uno el grito de hartazgo por las desigualdades y violencias de género. Hoy, el primer 8 de marzo después de dos años de pandemia, la deuda es el eje principal de las demandas.
Hace siete años, la voz colectiva fue clave para articular entre organizaciones barriales, agrupaciones, sindicatos, personas que querían manifestarse y no sabían bien cómo, y dio lugar a una gran fuerza política que encontró en la movilización su aliada estratégica para pelear espacios y llevar sus luchas.
Así llegó el aborto a ser ley y las huelgas feministas le hicieron frente al gobierno de Macri, y las luchas fueron tomando cuerpo propio y ganándole terreno al lenguaje: por la justicia social, por una reforma judicial que deje en lo peor de la historia los fallos misóginos y transodiantes, una lucha por las que se fueron, por los hijos e hijas de quienes ya no están por el solo hecho de ser mujeres, de ser lesbianas, de ser pobres. Hoy, el día de la mujer trabajadora que evoca a las obreras textiles norteamericanas, celebra también que toda esa marea va a volver a encontrarse.
PANDEMIA Y POSTPANDEMIA
Los años que corren mantienen la lucha vigente y la bronca intacta. La violación grupal en Palermo (y las resonancias de los medios de comunicación sin ninguna perspectiva de género que ejercen impunemente la violencia del discurso mediático que juzga a la víctima por un punto más de rating), los años de pandemia que sobrecargaron las tareas de cuidado hasta hacerlas imposibles de ignorar, mientras que el eje de las demandas incluye la visibilización del aparato productivo que ponen en marcha las mujeres desde sus casas.
También quienes hacen trabajos territoriales que incluyen cuidar a las personas más frágiles pero sobre todo poniendo de relieve que quienes más precarización sufren son pobres, migrantes, marrones, negras, indígenas; porque la feminización de la pobreza se afianzó y pone de relieve la consigna contra la deuda que tomó el gobierno neoliberal con el FMI.