Pese a la promesa de una
“lluvia de inversiones" que se expresó en reiteradas oportunidades durante la presidencia de
Mauricio Macri, durante toda la gestión del macrismo el ingreso de dólares se redujo a un número que representó menos de la décima parte del endeudamiento tomado por el Estado a lo largo de los cuatro años de la gestión.
Sin embargo, la fuerza opositora, antes y durante la campaña electoral, insiste en criticar las medidas del Gobierno de
Alberto Fernández y cuestionan que no se implenta "un plan económico con las reformas que permitan cambiar el panorama e incentivar la afluencia de inversiones".
La cuestión central es que esa objeción carece de correlato empírico:
los tres indicadores comparativos de inversiones entre el primer trimestre de 2021 y el mismo período de 2019 -último año de administración macrista que fue seguido por el 2020 con restricciones y pandemia que afectaron a todo el mundo- demuestran que con el último primer trimestre de Juntos por el Cambio entraron menos inversiones que con el segundo de Alberto Fernández, incluso pese a la persistencia del Covid y las limitaciones que involucra.
En primer lugar,
los datos duros indican que durante el primer trimestre de 2021 la formación bruta de capital fijo -el indicador que se utiliza para medir las inversiones-
aumentó un 14,3% respecto del promedio de 2019.
En segundo orden,
la inversión representó el 20,2% del PBI en el primer trimestre de 2021, superior a igual período de 2019 (17,5%) y apenas por debajo del promedio de 2017 (20,7%), el mejor año –o “menos peor”- de la gestión de Macri en materia de inversión.
Pero además,
si se tomaran para la comparación los resultados del primer trimestre de 2021 contra los del mismo período de 2019 a precios constantes de 2004 -es decir, contemplando el efecto de la inflación-, la suba con el Frente de Todos en el gobierno nacional es del 13,2%.
Es que resulta curioso que el “caballito de batalla” del macrismo sea insistir con la narrativa de la “lluvia de inversiones”, cuyos ejemplos pragmáticos demuestran que no solo no ocurrió sino que más bien se trató de una “lluvia de endeudamiento”. Es que la
Inversión Extranjera Directa (IED) entre 2016 y 2019 fue de USD 9.770 millones, a un promedio de USD 2.442,5 por año, muy lejos del 20% del PBI que los economistas consideran un nivel aceptable para una economía emergente.
En los cuatro años de administración macrista, el ingreso total de dólares fue de USD 135.816 millones y dentro de ese monto la mayor parte correspondió a la deuda del sector público nacional y provincial, que alcanzó a USD 103.389 millones si se computan los desembolsos acordados con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En consecuencia, la IED representó el 9,4% de los dólares ingresados por endeudamiento.
En este sentido el 6 de agosto último, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, brindó una conferencia de prensa donde presentó el
“Plan de recuperación de actividades de manera responsable y cuidadosa”. Durante el discurso, el Jefe de Estado dijo:
“En el año 2019 había recesión y hoy claramente hay una recuperación de la economía. Este año se recuperó la inversión 14 puntos por encima de 2019 sólo hasta hoy”. Esto es verdadero.
La inversión en la Argentina se mide a través del indicador
Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), que muestra el gasto realizado en construcciones o bienes de capital necesarios para producir bienes y servicios en el país, como maquinaria productiva. Esto incluye tanto la inversión pública como la privada.
Esteban Fernández Medrano, economista de la consultora MacroVision, explicó al sitio Chequeado que la FBCF es
“la medición del componente de inversión del PBI, a lo que usualmente se lo denomina el nivel de inversión de un año de un país”.
De acuerdo con los datos oficiales, si se toma la serie desestacionalizada durante el primer trimestre de 2021 -último dato disponible- la
Formación Bruta de Capital Fijo aumentó un 14,3% respecto del promedio de 2019 y un 12,5% en comparación con el primer trimestre del último año de gestión de Macri.
Fernández Medrano indicó que la comparación del promedio de todo 2019 con el primer trimestre de 2021 “está bien” si para ello se utiliza la serie desestacionalizada. “De lo contrario estaría introduciendo un sesgo debido al distinto factor de desestacionalización”, agregó.
En el mismo sentido,
Matías Rajnerman, economista Jefe de la consultora Ecolatina -fundada por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna-, dijo que
“si se toma la serie desestacionalizada no está mal el cálculo”. Por su parte, Pedro Gaite, becario doctoral del Conicet en el Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES) y docente de Crecimiento Económico y Microeconomía en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, explicó a Chequeado que “la razón por la que no se compara en este caso con 2020 es justamente porque es una base de comparación muy baja por una cosa extraordinaria que fue la pandemia”.
En tanto, si se tomaran para la comparación los resultados del primer trimestre de 2021 con los del mismo período de 2019 a precios constantes de 2004 -es decir, contemplando el efecto de la inflación- la suba es del 13,3%.
PORCENTAJE DEL PBI
Otra forma de medir el nivel de inversión es compararlo con el
Producto Bruto Interno (PBI). En este caso, si se toma la serie desestacionalizada, en el primer trimestre de 2019 la inversión representó el 17,5% del PBI, mientras que en igual período de 2021 alcanzó el 20,2%, una cifra muy cercana al promedio anual de 2017 (20,7%), el mejor año de la gestión de Macri en materia de inversión. Con respecto a los números de 2021, Rajnerman explicó a este medio que
“esta inversión contiene un poco más de impulso de obra pública que en 2019, pero hay muchos proyectos que no se llevaron a cabo el año pasado, por la pandemia, y que sí se están llevando adelante ahora”.