Los estilos, cruces y choques que está mostrando la interna de Juntos por el Cambio de cara a este 2021 electoral y hacia más adelante, cuando en 2023 se produzcan los comicios de cargos ejecutivos, tienen ribetes sorprendentes. Es que
Horacio Rodríguez Larreta es reconocido como "dialoguista" al interior de la alianza opositora, pero parece que terminó destruyendo un buen vínculo que hasta Mauricio Macri pudo construir con un gobernador "independiente" a pesar de la fama de "halcón" del ex presidente.
Es que
Eduardo Macchiavelli, el secretario de Ambiente porteño que además es uno de los armadores del proyecto presidencial del jefe de Gobierno,
fue enviado el fin de semana a Neuquén y Río Negro para armar la estrategia del PRO de cara a las elecciones legislativas.
Allí, el PRO nunca logró solidificar una estructura -que tampoco tiene la UCR-, por diversas razones, pero una de las tal vez más importantes es que
Macri dejó jugar libres a los gobernadores Omar Gutiérrez (Neuquén) y Alberto Weretilneck (ex mandatario rionegrino) y construyó así un buen vínculo, todo a cambio, por supuesto, de favores legislativos y otros.
"Nuestro desafío es poder representar las ganas de terminar con la hegemonía del MPN (Movimiento Popular Neuquino) en la provincia", disparó Macchiavelli en relación a la fuerza que gobierna Neuquén desde 1963, luego de querer armar un "peronismo sin Perón", solo interrumpida por dictaduras.
Inevitablemente,
Macchiavelli "la chocó toda", como dice el proverbio juvenil, hizo enfurecer al gobernador Gutiérrez y podría haber destruido todo tipo de relación con uno de los pocos mandatarios con quien existían chances de encontrar algún apoyo o establecer alguna alianza.
"No estoy de acuerdo con que un paracaidista de Buenos Aires venga a decir que va a romper con la hegemonía del Movimiento Popular Neuquino", disparó sin anestecia Gutiérrez.
Este último mandatario gestiona Neuquén desde el 10 de diciembre de 2015, cuando Macri arrancó su mandato. Durante la gestión cambiemita fue tal vez el gobernador no macrista más cercano a la Casa Rosada, tal vez con una aliaza estratégica comparable a la de la administración cordobesa. Por su puesto, el ex presidente nunca no le mandó a dirigentes a desafiarlo ni le hizo "juego" en su tierra.
Así las cosas,
se abre una incógnita y es si acaso esta ruptura podría acercar al MPN un poco más al Frente de Todos que conduce Alberto Fernández. Hasta el momento, la relación es buena, pero estratégica, como lo fue con el macrismo. ¿Se incrementará el lazo por el rechazo al error opositor de Larreta?