16.11.2020 / Grave

El ataque y la persecución ideológica y de clase de la ministra de Educación de Larreta a los docentes

Soledad Acuña hizo un Zoom con Fernando Iglesias y embistió a los docentes por su pobreza, ideología y edad: dijo que quienes estudian para ser maestros son personas “cada vez más grandes de edad" y de "los sectores más bajos socioeconómicos" con poco "capital cultural". Habló de su "militancia política" e invitó a los padres a denunciarlos por “bajada de línea”. La respuesta gremial.




Soledad Acuña, la ministra de Educación de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad, embistió verdaderamente y sin ponerse colorada a los docentes. Por si eso ya fuera poco, principalmente desde la trascendental relación que tiene con esos trabajadores desde su cargo político, el núcleo de su ataque para quienes ejercen la profesión y también para los que se están formando para ello fue la presunta pobreza de los estudiantes, su ideología, su edad e incluso su supuesta ignorancia "cultural".

Si bien el video comenzó a circular por las redes sociales el domingo a la noche, se trata de una reunión pública de Zoom que la funcionaria porteña hizo el 8 de noviembre organizada por el diputado de Juntos por el Cambio Fernando Iglesias: “Un café con Iglesias”, con el objetivo de “explicar cuál son los desafíos de la educación, qué problemas arrastrábamos desde antes de la pandemia, cuáles se intensificaron con la cuarentena y que en la Ciudad están trabajando”.

Acuña volvió a apuntar contra los Institutos de Formación Docente como uno de los problemas fundamentales que atraviesa la educación pública. A diferencia de las anteriores ocasiones en que atacó allí, ahora además de criticar los establecimientos educativos, o su currícula pedagógica, señaló directamente a los maestros.

En primer lugar, sostuvo que quienes eligen ser docentes son “cada vez más grandes de edad", los acusó de elegir "la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras” y, peor aún, los estigmatizó por su presunta pobreza al señalar también que pertenecen a niveles socioeconómicos bajos que “en términos de capital cultural” tienen menos para ofrecer en el aula. 



En la entrevista la funcionaria describió el perfil de los estudiantes, según su mirada, que eligen anotarse en la carrera docente. “Hay un sesgo cada vez más claro”, insistió Acuña. “Son personas cada vez más grandes de edad que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras. Y si uno mira el nivel socioeconómico, o en términos de capital cultural, al momento de aportar para el aula, la verdad es que son de los sectores más bajos socioeconómicos los que eligen estudiar la carrera docente”, agregó.

En ese contexto, se le preguntó a la ministra: “¿Cómo hacer para controlar el adoctrinamiento en las escuelas? ¿Cómo es el perfeccionamiento continuo?”. Al respecto, al principio, Acuña explicó que en el Gobierno de la Ciudad “se pasó de 20 horas anuales que tenían los docentes de capacitación continua a 100 horas. Hoy un maestro de primaria de la gestión estatal, tiene 100 horas de capacitación al año, es decir 2 horas y media por semana”. Y explicó que se modificó el puntaje para que los docentes se continúen capacitando poniéndole vencimiento a las capacitaciones que realizaban.

Acto seguido, la funcionaria arrancó y disparó contra los docentes que tienen un posicionamiento político contrario al del Gobierno de la Ciudad: “La raíz de lo sobre ideologizado y la militancia política en las aulas está en la formación docente, en el perfil que se define sobre qué es ser docente. La gran discusión tiene que ser cómo enseñamos a enseñar”.

Acuña criticó que un docente tiene que “enseñar a pensar, no decir qué pensar” y destacó el beneficio que otorgó la nueva modalidad de enseñanza para romper la privacidad del salón de clases: “La virtualidad nos dio la oportunidad de que las familias vean qué pasaba adentro del aula. Antes, el docente cerraba la puerta y todo quedaba entre ellos y los chicos”.

Tras cuestionar que los educadores tengan posiciones políticas tomadas frente a la realidad, Acuña instó a los padres y madres a denunciar ante el Gobierno de la Ciudad “cualquier irregularidad” que observen respecto al desempeño del docente y los contenidos transmitidos.

“La raíz sobre la militancia política en las aulas está en la formación docente, en lo que se define como perfil de un docente en un instituto de formación”, explicó la funcionaria. Según la ministra, ese problema de base, el de la formación docente, no se puede solucionar a corto plazo, por eso pidió la colaboración de los padres para denunciar lo que pasa dentro del aula.

Y siguió: “La virtualidad nos permitió como oportunidad que las familias se sienten a mirar lo que pasa adentro del aula con la educación de sus hijos. Hasta este momento lo que pasaba en el aula cuando el docente cerraba la puerta quedaba entre los chicos y el docente. Era difícil enterarte”.

Por eso la funcionaria animó a los padres a denunciar estas situaciones. “Si nosotros no tenemos denuncias concretas de las familias es muy difícil que podamos intervenir”, agregó y aclaró que es mamá de un niño de primaria “cuyos docentes le bajan línea todo el tiempo”.

“Es difícil intervenir porque sos mamá y no querés perjudicar a tu hijo. Pero sin denuncias formales sobre lo que pasa adentro del aula, no podemos hacer nada”, advirtió.


LA RESPUESTA DE LOS DOCENTES

Las críticas a los dichos de Acuña no tardaron en llegar. “Fue un ataque brutal. Es muy grave lo que dice en contra las maestras. Dice que las que estudiamos el magisterio somos grandes y unas fracasadas porque no elegimos otras carreras. Dice que no tenemos capital cultural porque pertenecemos a clases bajas, es muy grave”, se indignó Angélica Graciano, secretaria general de la Unión de los Trabajadores de la Educación (UTE), maestra de primaria, psicóloga posgraduada en investigación educativa. “O una fracasada, como dice la ministra”, señaló la docente al presentar su formación.

Para Graciano, la ministra no tiene en cuenta la doble o triple carga que tienen muchas mujeres cuando estudian, lo que hace que tarden más en alcanzar el nivel educativo deseado. “Visto desde la mirada de la ministra yo soy una fracasada que tardé diez años en hacer la carrera. Desconoce que las mujeres tenemos que estudiar al mismo tiempo que planificamos nuestras familias, tenemos hijos, y la mayoría trabajamos”, agregó la maestra.

“Los ataques buscan debilitar a los docentes y quebrar el vínculo que tenemos con las familias. Pero no lo van a lograr porque las familias confían mucho en las y los docentes”, remarcó.