Mientras se celebra la Pascua en la Argentina y el mundo atraviesa la pandemia del coronavirus,
el presidente Alberto Fernández reveló en una extensa entrevista una serie de anécdota respecto de su relación con la Iglesia Católica y el Papa Francisco.
Consultado por Jorge Fontevecchia en Perfil acerca de si "esta crisis pudo abrirlo a una cierta forma de religiosidad", por algunas visitas que el mandatario hizo en las últimas semanas, éste reafirmó su "condición de no ser practicante" y aclaró que fue "criado con valores judeocristianos".
No obstante, allí el Presidente recordó que antes de 2013 estaba distanciado de la institución católica e incluso de quien luego sería Sumo Pontífice: "Es más,
durante muchos años fui muy crítico de la Iglesia. Escribí cosas muy severas contra la Iglesia. Fui muy severo con el Papa cuando era Bergoglio. Veía una Iglesia muy alejada de la gente. La Iglesia debía estar siempre cerca de los que menos tienen, de los más desposeídos, de los perseguidos, y notaba que era una institución muy acomodada con los poderosos. Esa era mi mayor crítica, lo que más me alejaba de lo clerical".
Luego, contó que en un "entredicho"
Jorge Bergoglio respondió a esas críticas de Fernández con un argumento que luego el propio mandatario argentino reconocería como cierto:
“Usted me exige que haga cosas que no puedo hacer. ¡No soy el jefe de la Iglesia, solo soy el obispo de Buenos Aires!”, le dijo el hoy Papa al hoy Presidente.
Alberto también recordó cuando conversaron pocos días antes de Bergoglio viajara a Roma en lo que sería su última partida desde la Argentina, cuando le vaticinó que sería consagrado como jefe de la Iglesia.
"De casualidad, compartimos el turno del dentista. Hablamos 45 minutos después de que me atendieron. Me acuerdo que le dije: ´Tal vez no vuelva más, porque va a ser papa`. Su respuesta fue: ´Quédese tranquilo que vuelvo`. Pero no volvió más".
Finalmente, Fernández relató una última anécdota, consecutiva de las anteriores, en la que reveló por qué Francisco tenía razón cuando se defendió de sus críticas a la Iglesia y cómo ese hecho tuvo que ver en su acercamiento actual a la religiosidad.
"No hablé más con él hasta que un día mi dentista me dijo: ´Tenés que escribirle a Francisco, siempre reclama que no le escribiste más`. Le escribí y lo fui a ver un día.
Fui a dar clases a Madrid y aproveché y crucé hasta Roma. Cuando lo vi, le dije exactamente lo que voy a contar ahora. Mi frase fue: ´¿Se acuerda de que siempre me quejaba de cómo era la Iglesia y usted me decía que no podía hacer más porque no era el jefe de la Iglesia? Ahora que sí lo es y lo vi actuar, siento que estoy más cerca de la Iglesia`. Lo dije una vez que habían pasado tres o cuatro años en su rol (...) Es una Iglesia mucho más abierta, está mucho más comprometida con los sectores que menos tienen".
Y concluyó: "Aquella vez que le cuento, Francisco me regaló un rosario. Siempre le cuento que ese rosario está colgado en el respaldo de mi cama, ¿Por qué hice eso? Porque cuando me despedí, ese día, me dijo: ´Si usted quiere que siga haciendo todas las cosas para que la Iglesia sea mejor, pídale a Dios que me dé muchos años, porque ya soy grande`. Cada noche, antes de dormirme, toco el Cristo y le digo: ´¡Cuidá a Francisco!`. No sé si me volví más religioso. Lo que sí sé es que tengo un mayor compromiso al ver el que tiene el Papa, que para mí es muy grande. Y lo dice alguien que ha sido muy crítico de él cuando se
llamaba Bergoglio".