Tras dispararse un escándalo en Brasil por la revelación de la revista web The Intercept de material desclasificado con escuchas que probarían el comportamiento ilegal de las autoridades judiciales en la
Operación Lava Jato, que sirvió como coartada para el golpe de
Michel Temer contra
Dilma Rousseff en 2016, el encarcelamiento de
Luiz Inácio Lula da Silva en 2018 y el impulso para el triunfo de
Jair Bolsonaro como presidente,
hablaron los que podrían ser señalados como los Claudio Bonadio y Carlos Stornelli del país vecino, por la similitud de las causas y la persecución a Cristina Fernández de Kirchner: el ex juez del caso y actual ministro del mandatario de ese país, Sergio Moro, y el fiscal de la causa, Deltan Dallagnol.
En un primer momento, Moro usó Twitter para responder. El actual ministro de Justicia de Bolsonaro, que cuando era juez decía que jamás sería funcionario, respondió a las acusaciones con un artículo, en el cual habla de
"supuestos mensajes obtenidos por medios criminales". Traducido: reconoce los hechos revelados en los mensajes, pero se queja por su divulgación e insólitamente refiere que eso no afectaría la causa.
Luego, Moro habló con Folha de Sao Paulo sobre la filtración de sus conversaciones con los fiscales del Lava Jato.
"El juez habla con los fiscales, el juez habla con los abogados, el juez habla con los policías, eso es normal", afirmó, y se quejó:
"Hay mucho sensacionalismo encima de estos supuestos mensajes".
"Hubo una invasión criminal de los teléfonos celulares de los fiscales", disparó. Y agregó: "
Para mí este es un hecho muy serio. Y, en cuanto al contenido, en lo que a mí respecta, no he visto mucho".
El fiscal Dallagnol, por su parte, eligió la misma red social que Moro para realizar una serie de tuits en defensa de su investigación.
"Los fiscales de la Lava Jato no van a doblarse a la invasión inmoral e ilegal, a la extorsión o al intento de exponer y deturpar sus vidas personales y profesionales", sostuvo.
"La actuación sórdida de aquellos que vengan a aprovecharse de la acción del hacker para deturpar hechos, presentar hechos retirados de contexto y falsificar íntegra o parcialmente informaciones atiende intereses inconfesables de criminales afectados por la Lava Jato", añadió, sin explicaciones respecto de lo que revelado por The Intercept.
La investigación remite a casos que podrían tener similitudes el modo de proceder de Bonadio y Stornelli en la Argentina, donde se investiga si fueron parte de una banda de espionaje y extorsiones para perseguir a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, principalmente en el marco de la causa de las focotopias de los cuadernos.
En el juzgado de Dolores, a cargo de Alejo Ramos Padilla, se investigan hechos en los que se habrían coordinado las presiones para impulsar acusados y testigos a declarar elementos para acusar a CFK y dirigentes kirchneristas a cambio de libertad, con la inclusión de teléfonos pinchados de manera ilegal y la difusión de estos elementos antes y/o después en programas periodísticos.
QUIÉNES SON y QUÉ DIJERON
Dallagnol es el
funcionario judicial al que Lula acusó de haber armado un Power Point sin pruebas para incriminarlo. Sobre Moro, el ex presidente de Brasil suele recordar que es
el juez que dijo haber actuado sobre la base de su convicción íntima.
Los materiales difundidos, que motivaron las mencionadas quejas del juez y el fiscal, contienen pistas de que los fiscales de la fuerza de tareas hablaban abiertamente de su objetivo de frenar un triunfo del PT en las elecciones de octubre de 2018.
Cuando Dallagnol fue criticado, Moro lo confortó: “Definitivamente las críticas a la exposición de ustedes son desproporcionadas. Siga firme”. Después de la decisión de la Corte Suprema de otorgarle la libertad a Alexandrino Alencar, que ocupaba la dirección de relaciones institucionales de Odebrecht, Dallagnol le preguntó a Moro que resolviera el tema en el mismo día y pusiera al directivo de la constructora otra vez en prisión. En sus mensajes con los fiscales, Dallagnol llamaba “russo” a Moro.
Dallagnol y su fuerza de tareas de 13 fiscales con sede en Curitiba, donde Moro era juez, parecía tener dudas de la solidez de la prueba. La gran duda era, justamente, si Lula había recibido como regalo el departamento en la playa para favorecer a la constructora OAS en sus contratos con Petrobrás.
En uno de los mensajes de Telegram Dallagnol dio instrucciones de cómo debía ser presentada la denuncia: “Las imágenes tienen que ser claras. Un circulo central y otros círculos alrededor, o sea evidencias de que Lula era el dueño”. Ese fue el origen del famoso Power Point que pocos días después presentaría a los periodistas.