Una vez más, el presidente
Mauricio Macri, reconocido simpatizante de Boca Juniors, no sólo se metió en decisiones de política deportiva sino que también
aprovechó la ocasión de la discusión en torno a si es posible que se juegue con público visitante en la Argentina para burlarse de los hinchas de River Plate.
Es que en el marco de la final de la Copa Libertadores que jugarán Boca y River (si la Conmebol no sanciona a este último por el comportamiento de Marcelo Gallardo en la semifinal), el mandatario se metió y ordenó que los encuentros en ambos estadios se jueguen con público visitante. En primer lugar, usó Twitter para decir que le pidió a la ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich,
"que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir" tanto a la Bombonera como al Monumental.
Pero luego, no conforme, habló en radio la Red con el periodista oficialista
Eduardo Feinmann, también hincha xeneize, y
argumentó la decisión adoptada con una chicana contra los millonarios.
"Me acuerdo de aquella semifinal con River, que ganamos y era un estadio de silencio. Entonces ya naturalizamos ir a la cancha y no escuchar nada cuando el visitante mete un gol. Eso no es el fútbol, ¿no? El fútbol, cuando hay un gol, hay hinchas que los gritan", chicaneó Macri, en referencia al pasaje a la final del torneo continental que obtuvo Boca en 2004 contra su clásico rival en el Monumental.
En la misma línea, también agregó:
"Esta final nunca se va a repetir. Me parece que el año que viene la final se va a hacer en un sólo partido".