Mientras
Nicolás Dujovne, el cuestionado ministro de Hacienda, se encarga en Washington de cerrar un nuevo acuerdo "stand by" con el Fondo Monetario Internacional para conseguir dólares frescos y endeudar a la Argentina,
el presidente Mauricio Macri encaró en Casa Rosada un "operativo contención" para conseguir que algunos gobernadores peronistas apoyen o al menos no critiquen el retorno al polémico organismo internacional de crédito.
Macri recibió en su despacho a los mandatarios provinciales
de Córdoba, Juan Schiaretti; Juan Manzur, de Tucumán; Gustavo Bordet, de Entre Ríos; y Domingo Peppo, de Chaco. Participaron del encuentro, que se extendió durante una hora y media, el ministro del Interior
Rogelio Frigerio y el Jefe de Gabinete
Marcos Peña.
Tal como consignaron diversas versiones periodísticas, luego se sumaron
Hugo Passalacqua, de Misiones; y Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, pero lo hicieron por separado. El primero fue recibido por el Presidente, detalle que según voceros oficialistas significa lo aceitado del vinculo entre el Jefe de Estado nacional y el mandatrio provincial. Zamora, por su parte, se encontró a solas con Frigerio.
En la Casa Rosada calificaron como
"muy positiva" la reunión. Sin embargo, no hubo declaraciones en "on" de los visitantes, que se fueron evitando a la prensa.
"Fue una reunión que pidió el Presidente. Vamos a tener más la semana próxima. El Presidente explicó el momento económico y político de la Argentina, y recibimos un compromiso muy firme de apoyo, y el convencimiento de que estamos todos en el mismo barco", aseguró Frigerio ya entrada la tarde, ante los periodistas acreditados en Casa Rosada.
¿Qué intercambiaron?
Según pudo reconstruir Política Argentina, Macri pidió apoyo o silencio respecto del acuerdo con el FMI, no les hizo ninguna oferta de impacto económico o financiero ni más obra pública, pero sí les prometió "no entorpecer" las aspiraciones reeleccionarias de aquellos que aspiran y pueden seguir en su cargo en 2019.
Esta búsqueda del aval de las provincias sucede en momentos en el que Cambiemos vive otra derrota política por la ley que logró aprobar la oposición en Diputados para retrotraer el aumento de las tarifas de los servicios públicos.
Sin embargo,
por ahora el Gobierno no pudo conseguir un respaldo explícito al regreso al FMI: los gobernadores se retiraron curiosamente de la Rosada sin hacer declaraciones, pese a que la prensa los abordó antes de que abandonaran el lugar.
Tampoco, hasta el momento, echaron nafta al fuego: ninguno de los presentes lanzó críticas al acuerdo con el FMI.
El presidente les pidió, al menos, que sigan en esa senda y que no estorben.
En el Gobierno destacaron que
todos los gobernadores que se hicieron presentes en la cumbre van por la reelección -salvo Passalacqua, que no puede- y necesitan salir al mercado internacional a emitir deuda.
En la Casa Rosada reconocen que es "casi imposible" ganarles, por lo que la promesa de no entorpecer desde Balcarce 50 las elecciones provinciales, que irán separadas de las nacionales, es uno de los argumentos más sólidos del Ejecutivo para avanzar en las negociaciones.
¿Qué cosa hizo ruido? Macri no ofreció nada concreto, y los gobernadores entienden como "concreto" dos cosas: recursos y obras. El mandatario sólo se comprometió a mantener los 185 mil millones de pesos en obras previstos en el presupuesto, pese a que la semana pasada Dujovne anunció un ajuste de $30 mil millones en infraestructura.
Los gobernadores "dialoguistas" que tuvieron un ausente, pero justificado, fueron el neuquino Omar Gutiérrez y la fueguina Rosana Bertone, el primero por estar en el exterior y la segunda por razones de salud. Quien integra la lista de los también calificados por el Gobierno como "racionales" pero no fue y no conocieron razones, fue Juan Manuel Urtubey, el mandatario salteño.