El año pasado el macrismo buscó tratar y aprobar la
Reforma Laboral pero la oposición política y sindical se combinaron con la represión en las calles y el proyecto quedó bloqueado. Incluso se descartaron unas posibles sesiones extraordinarias por falta de votos favorables. En su lugar, el Gobierno optó por
la opción de dividir el proyecto y enviarlo en partes, para aprobar primero las menos polémicas. Esa estrategia comenzó ayer a la noche.
En la noche del viernes, previo a un fin de semana largo que encontrará al Presidente en otras "mini vacaciones",
el Gobierno envió tres capítulos de la Reforma Laboral al Senado, según informó La Nación. En esta primera instancia, buscará que los legisladores voten el
blanqueo de trabajadores informales, las pasantías como capacitación laboral y la creación de una agencia de evaluación de tecnología médica. En estos puntos, podrían lograr cierto acuerdo y conseguir la media sanción.
Con el
blanqueo laboral, los trabajadores informales pasarán a la órbita del trabajo registrado y el Estado les reconocerá los aportes al sistema previsional por los años que estuvo en negro, así como escalafón y antigüedad. En tanto,
el empleador no será alcanzado por multas pese a haber tenido a sus trabajadores en la informalidad. Respecto a la capacitación continua, uno de los puntos polémicos es el de la pasantía entendida como capacitación y no como vínculo laboral.
El último de los puntos es el que busca contituir una
agencia de tecnología médica para reducir el nivel de litigiosidad contra las Obras Sociales. Este punto es perseguido por el macrismo hace tiempo y cuenta con el aval de los sindicatos. Lo que se buscará es reducir la posibilidad de los trabajadores de reclamarle, ante un accidente laboral, a la ART y a la Justicia al mismo tiempo. La idea será que sólo se pueda recurrir a los Tribunales cuando la vía administrativa esté agotada, previo a la visita a una comisión médica.
De momento, quedaron fuera de este primer debate el polémico
cálculo de indemnizaciones y la creación de un fondo de desempleo que haría que el trabajador se pague su propio despido.