A veces, los actores sociales, por requisitos explícitos o implícitos, externos o internos, sobreactúan su accionar en pos de cumplir determinados objetivos de acuerdo a su sistema de relaciones de poder. Algo así explica el sociólogo
Manuel Castells en su libro
"Comunicación y Poder". De forma simplificada, podríamos usar el conocido proverbio popular que reza
"hizo más de lo que le pidieron". Es el caso de
La Nación, que
con el propósito de bancar al Gobierno de Mauricio Macri, desestimó el reclamo de respeto de la familia Maldonado y, en plena investigación en curso, aseguró que Santiago sufrió "muerte accidental" y exigió que "quienes produjeron tanto daño y dolor, de modo tan artero o equivocado, ahora expresen públicamente: ´Perdón, Gendarmería´".
En una vergonzoso editorial titulado
"Gendarmería: las cosas por su nombre", el diario de los Mitre no esperó que se culminen las pericias ni la autopsia, disparó que
"quedará en los anales de la ignominia y la hipocresía el uso de una muerte accidental para crear y endilgarle al gobierno de Mauricio Macri una desaparición forzada".
Tras un relato que se corresponde absolutamente con la versión de la fuerza de seguridad bajo las órdenes de Patricia Bullrich, repleto de contradicciones, sobre cómo se produjeron los hechos durante la violenta represión contra la comunidad mapuche el 1 de agosto, La Nación reclamó:
"Nos preguntamos si quienes produjeron tanto daño y dolor, de modo tan artero o equivocado, no deberían expresar públicamente: ´Perdón, Gendarmería´".
"
La Gendarmería pasó a ser sindicada como una siniestra fuerza a las órdenes de un gobierno de inhumanos y perversos personajes. Muchos comentaristas se inclinaron por la versión de la captura ilegal, algunos por ideología, otros por la propensión a las teorías conspirativas.
Aun después de la aparición e identificación del cuerpo insistían en que había sido colocado en el lecho del río por la Gendarmería. Todavía hoy, cuando la autopsia y la confesión de un testigo comienzan a arrojar mayor claridad sobre el suceso, muchos persisten en la mentira", arremetió el medio, para luego atacar, incluso, a Sergio Maldonado, hermano del joven tatuador muerto en Chubut.
Finalmente, el medio de la tradicional familia Mitre trazó una relación entre lo que, para ellos, fueron equivocadas comparaciones entre la desaparición de Santiago y la última dictadura cívico-militar, y lanzó un
sugestivo pedido de "comenzar a llamar a las cosas por su nombre": "Las palabras deben recuperar su sentido más cabal y dejar de ser instrumento de facciones que buscan tergiversarlas en un peligroso afán por vaciarlas de su auténtico contenido, poniéndolas al servicio de vetustas ideologías. El caso Maldonado nos ofrece una clara oportunidad para que, como sociedad, r
eflexionemos y repasemos cuál es el rumbo que elegimos. Sólo si cada uno puede reconocer los propios errores, de ayer y de hoy, seremos capaces de construir juntos el futuro que nos convoca. Es tiempo de comenzar a llamar a las cosas por su nombre".
