Lautaro nació en Villa María y como muchos cordobeses se instaló en la capital de su provincia para estudiar derecho en la Universidad Nacional de Córdoba. Ya está en el cuarto año de la carrera y cursa cinco materias por cuatrimestre. El plan
Procrear era un ingreso clave para su economía, ya que constituía el dinero que le permitía pagar la pensión en donde vive. Ahora
no sabe si las condiciones le permitirán seguir estudiando.
“Es una situación bastante complicada la mía”, le aseguró a Política Argentina con la voz nerviosa y detalló, con los mismos nervios, que tiene dos hermanos: uno estudia arquitectura en la ciudad de Córdoba y la otra todavía está en la secundaria en Villa María.
“Mi mamá es una desocupada pensionada y mi abuela es una viuda jubilada por invalidez, en mi casa vivimos absolutamente al día”, relató.
Tal como ocurrió con las pensiones por discapacidad,
el gobierno nacional suspendió desde mayo el pago del Progresar a al menos la mitad de más de un millón de estudiantes secundarios y universitarios y habló de "error administrativo". Este beneficio se otorga a jóvenes sin empleo o con bajos ingresos para que no abandonen sus estudios.
Lautaro, un cordobés al que le sacaron el Progresar
Uno de esos millones de estudiantes es Lautaro. El viernes 13 de junio se acercó al banco Córdoba a cobrar el plan Progresar. “Tenía que pagar el alquiler y contaba con el dinero porque realmente soy un estudiante que está en la lona”, explicó a este medio. Sin embargo, el dinero correspondiente a marzo –dado que se paga con tres meses de demora- no había sido depositado.
“No tenía la liquidación de marzo, me fijo en internet y no estaba. Ahí me agarró una desesperación total, me dieron ganas de sentarme a la orilla del cordón a llorar”, describió. Lautaro siguió los pasos administrativos correctos para obtener información sobre la suspensión de su plan. Primero llamó al 130, el número gratuito del Anses, y luego de contestar infinidad de preguntas le confirmaron que no cumplía con los requisitos académicos para cobrar. Luego, se presentó en personal en la oficina de Anses, donde le repitieron que le habían suspendido el beneficio y le indicaron que llamara a la oficina del ente en Buenos Aires.
“Lo que sentí fue una desesperación e inseguridad terrible. Tenía que salir a la calle a buscar que alguien me prestara 800 pesos para pagar el alquiler de la pensión”, contó con angustia.
“Estoy terminando un cuatrimestre con cinco materias regularizadas, el requisito es no perder nunca la condición de regular, y yo nunca la perdí”, denunció y agregó: “No sé si estoy en condiciones de seguir estudiando, contaba absolutamente con este respaldo del Estado”.
Hasta el día de hoy, el destino del plan Progresar que le permite a Lautaro convertirse en un abogado es incierto. Un grupo de estudiantes de la Ciudad de Córdoba se está organizando para presentar alguna acción legal colectiva y Lautaro piensa sumarse.
“Sabés -dijo Lautaro con voz de resignación- que el año pasado me robaron y muchas veces me pregunté de quién era la culpa; si de los motochorros que tenían 15 años, mía por caminar por una zona un poco peligrosa o del Estado que no soluciona la pobreza.
El día que me quitaron el Progresar entendí que el Estado era el culpable de que me robaran ese día”, concluyó.
Y agregó:
“Entendí que había un plan sistemático del Gobierno y sentí la misma inseguridad y el mismo dolor que cuando me robaron a mano armada en la calle. Incluso más porque sentís que el Estado te abandona y no te da respuesta. ¿Y qué vas a hacer? ¿Ir en contra del Estado? ¿Quién es el Estado, a dónde golpeo la puerta si todas las que golpeas no te contestan?”, se cuestionó el estudiante de derecho.