A fines de 2009, la alianza entre
Mauricio Macri y Francisco De Narváez implosionó y parecía haber dejado un antecedente que impediría que volvieran a compartir una síntesis política y electoral. Sin embargo, desde hace unos días, en distintos campamentos se empezó a explorar la hipótesis de una fusión electoral entre ambos.
Si bien De Narváez actualmente se encuentra integrando las filas del Frente Renovador de Segio Massa e irá como precandidato a gobernador de la provincia, las encuestas que circularon en la mesa de los martes del macrismo mostraron que Macri consolidó su distancia, de más de 5 puntos sobre Massa, pero se amesetó cerca de los 30 puntos. Esa pérdida de fuerza del massismo y el estancamiento del macrismo, harían cambiar el paisaje político actual, según publicó hoy el diario Ámbito Financiero.
Desde el PRO se calcula por cuánto pueden perder -afirman que hasta por 9 puntos- en la provincia para entrar en el ballotaje. Eso implicaría contemplar una eventual presidencia de Macri con un gobernador de otro signo político, seguramente un peronista, o el intento por hacer una alianza con un “peronismo rubio” que le permita conquistar otros andamiajes políticos.
Cuando le plantean que entronice a un vice PRO, como Rogelio Frigerio o Esteban Bullrich, Macri responde: "tráiganme uno mejor que Reutemann y hablamos". Pero Reutemann prefiere repetir en la Cámara alta, sería, en el tablero PRO, un jugador para tratar de potenciar el juego en el conurbano bonaerense con una marca peronista. Pero ahí, las encuestas del PRO revelan un dato: el único dirigente que se mantiene competitivo, incluso luego del derrape de 2013, es De Narváez. "El Colorado es el único que le suma a Mauricio", confiesa un macrista. Lo saben, también, los massistas: sus encuestadores detectan que De Narváez mide, en varios puntos de la provincia, mejor que Massa, y
el mismo De Narváez reconoció que eso sucede "en algunos distritos la provincia".
El ensayo de laboratorio entre Macri y De Narváez se potenciarían mutuamente: el porteño al sumar un candidato que le aporta votos; el bonaerense porque ampliaría el universo electoral y en una presidencial, donde el gobernador suele ser un factor periférico, ir atado a uno de los dos postulantes con mayor intención de voto es más tentador. Sobre todo porque Massa está en baja.
En el macrismo y en el denarvaísmo avisan que, hasta acá, no hubo charlas y hasta consideran poco probable que la puerta se abra por la resistencia mutua. Por eso, a simple vista, el pacto Macri-De Narváez asoma poco, un evento que, de consumarse, generaría gran impacto. En el sciolismo le temen a esa aleación, Massa entró, dicen, en una pendiente irreversible y Macri tiene un techo que podría crecer con De Narváez.