Una nueva arista se abre en medio de la crisis política que acaece en LLA. Es que en la Cámara de Diputados parece haber alcanzado un punto de no retorno respecto de tal vez la figura más trascendental en términos de negociación y conducción. La rosca pasa con la oposición unificada buscando despojar a nada más y nada menos que Martín Menem de la presidencia del cuerpo legislativo. La presión sobre el sobrino del ex presidente durante los ´90, quien mantiene una relación tensa con varios bloques, crece día a día, mientras figuras del PRO, La Libertad Avanza y otros sectores comienzan a perfilarse como posibles reemplazantes. La disputa por la presidencia de la Cámara se intensifica, con Cristian Ritondo, Miguel Pichetto y Emilio Monzó como los principales candidatos para sucederlo.
La última confrontación que encendió aún más el debate fue un incidente en el que Menem suspendió la sesión debido a la presencia de una diputada fuera de su banca, lo que desató la ira de sectores opositores. Ritondo, desde su rol de líder del bloque macrista, abordó el tema de manera mesurada, señalando que había suficientes diputados presentes, pero la situación evidenció la creciente tensión en torno a la figura de Menem. Según diversas fuentes parlamentarias, la crisis se ha vuelto más profunda, especialmente ante el malestar de los aliados y gobernadores por la falta de presupuesto y el descontento con el manejo de la Cámara.
LPO asegura que desde La Libertad Avanza se minimiza la situación, destacando la relación cercana entre Menem y "los dos o tres tipos más preparados para conducir", mencionando a Ritondo, Pichetto y Monzó como los posibles reemplazantes. Sin embargo, mientras Ritondo busca relevar a Menem desde el inicio del gobierno de Milei, Pichetto y Monzó niegan públicamente cualquier interés en ocupar el cargo, lo que deja abierta la posibilidad de que se produzca una disputa más amplia por el control de la Cámara. Según cálculos de varios legisladores,
Monzó podría reunir hasta 140 votos, apoyado por sectores del peronismo, lo que lo posiciona como un fuerte contendiente para la presidencia.
Cabe señalar que el clima se ha vuelto tan tenso que incluso figuras del radicalismo, como Rodrigo De Loredo, han estallado de furia en las reuniones, en lo que se interpretó como una señal clara de que la oposición está dispuesta a llevar la lucha por el control de la Cámara a un nuevo nivel. Menem, por su parte, parece estar tratando de retener el cargo a toda costa, apelando a las decisiones judiciales que favorecen a su facción, pero la presión política es tal que las próximas semanas podrían ser decisivas para su permanencia en el cargo.