A 81 días de la desaparación del menor, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, recibió por primera vez a la familia de Loan Danilo Peña en el marco de sus intentos por retomar la agenda política en la provincia de cara a las elecciones 2025.
El caso que conmocionó la agenda nacional todavía no se resolvió pero, luego de varios pasos en falso, el gobernador busca un giro para disipar las versiones que preanunciaban el fin de su poderío político en la provincia litoraleña.
La desaparición de Loan sumó errores no forzados por parte de varias figuras del oficialismo, empezando por el propio gobernador. El combo pegó de lleno en la imagen de Valdés. Había comenzado su gestión como el mandatario provincial con mejor imagen del país y en tan sólo dos meses empezó a caer en el ranking con valoraciones positivas que no sólo se fueron diluyendo, sino que se transformaron directamente en negativas.
En el marco de una interna en el radicalismo correntino en la que Valdés quiere quedarse al frente y sacar del juego a su mentor y antecesor, Ricardo Colombi, la tormenta perfecta pareció posarse sobre el gobernador. Por primera vez, vio cómo las protestas que parecían puebladas se replicaban pidiendo Justicia y apuntaban directamente sobre su gestión. En un par de oportunidades, de hecho, llegaron hasta las puertas de su propia casa.
La crisis se llevó puesto al ministro de Seguridad provincial, Buenaventura Duarte, y profundizó la interna oficial que ya se venía expresando en la disolución del viejo Encuentro por Corrientes (ECO) y en la decisión de Valdés de apuntalar su fuerza, Vamos Corrientes, desde la base de la UCR.
En las últimas semanas, en medio de una campaña de afiliación con la que el valdesismo busca sumar voluntades a su favor, un puñado de intendentes que se mantenía en silencio salió a respaldar al gobernador. El más representativo fue Eduardo Tassano, el intendente de la capital provincial que aparece en el horizonte como una de las figuras a las que la UCR podría echar mano.
"Para que el partido esté dividido, la mitad tiene que estar de un lado y la otra mitad del otro y eso no sucede”. De esa manera, el diputado provincial valdesista, Norberto Ast, aseguró en una entrevista radial que el camino hacia la lista única parece estar allanado de cara a la interna fechada para el 27 de octubre.
Dos semanas antes, las listas deberán oficializarse y, de esa manera, se descubrirá el nivel de consenso que Valdés habrá logrado construir. Lo que el análisis de Ast deja a un costado es que Valdés puede contener a más de la mitad del radicalismo, pero no a la totalidad. Allí se encienden las alertas en el oficialismo correntino porque advierten que, con la irrupción de La Libertad Avanza y el desprendimiento de algunos partidos liberales históricamente alineados en ECO, una división del radicalismo pone en riesgo una hegemonía que se sostiene desde comienzos de siglo.
Allí es donde la figura de Colombi cobra un protagonismo central. En silencio desde hace meses, el gobernador con más mandatos en la historia de Corrientes no afirma ni niega públicamente sus deseos de volver al mando provincial, pero deja trascender por medio de sus alfiles más cercanos que el fin último de Valdés es correrlo del mapa y que él trabajará para evitarlo.