24.01.2018 / Brasil

Con un multitudinario apoyo, Lula espera sentencia para saber si irá a la cárcel o será candidato a presidente

Las calles de Porto Alegre rebalsaron de gente que se acercó a apoyar al líder del PT antes de que la Justicia defina en segunda instancia si es culpable de "corrupción" por la adquisición de un triplex. Lula le pidió a los camaristas que voten "conforme al expediente judicial y no a las convicciones políticas de cada uno" y reafirmó su convicción de ir por la presidencia en octubre.




Luis Ignacio Lula Da Silva espera este miércoles el dictamen de tres jueces de segunda instancia que decidirán si ratifican, modifican o anulan la condena a nueve años y medio de prisión que recibió por corrupción pasiva y lavado de dinero. Según la legislación de Brasil, un condenado en segunda instancia no tiene derecho a libertad condicional, por lo que Lula podría ser encarcelado y quedar fuera de la carrera política para las elecciones de octubre, en la que parte como favorito.

"En primer lugar mis abogados ya probaron mi inocencia, en segundo creo que que aquellos van a emitir sus votos deben hacerlo conforme al expediente judicial y no a las convicciones políticas de cada uno, y tercero es que hace 40 años que estoy en la lucha política y todos conocen mi esencia", dijo el líder brasileño ante unas 70.000 personas en Porto Alegre, capital de Rio Grande Do Soul.

En este proceso, uno de los siete que acumula con la Justicia, Lula, de 72 años, fue condenado sobre la acusación de que la constructora OAS le entregó una vivienda triplex en el balneario paulista de Guarujá a cambio de ser favorecida en contratos con Petrobras. Los tres magistrados del Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF4) que decidirán sobre el futuro político de Lula están considerados como "duros": Leandro Paulsen, Víctor Luiz dos Santos Laus y Joao Pedro Gebran Neto, instructor del caso relacionado con la trama corrupta destapada en la pretrolera estatal Petrobras.

Por su parte, el presidente Michel Temer que fue impuesto después del golpe blando que sufrió Dilma, manifestó en una entrevista al diario Folha de Sao Paulo que prefiere que Lula sea "derrotado políticamente" y no inhabilitado, porque, en su opinión, su "victimización" no es buena ni para el exmandatario ni para el país.