Parece que algunos comunicadores insisten en los conceptos que más se les cuestionan, como el caso de
Ángel "Baby" Etchecopar. A un día de haber pedido "fumigar" Plaza de Mayo para que "no haya más peronchos" y en medio de la multitudinaria movilización de la CGT,
el periodista insistió en su arremetida y afirmó que los que protestaron hoy "necesitan de nuevo tener un Videla que los torture".
"Evidentemente de ahí adentro, todos los que están arriba del palco deben haber hecho muy buen negocio con la dictadura, porque la añoran, porque la necesitan. Necesitan de nuevo tener un Videla que los torture, que torture a los pibes", disparó Etchecopar en su editorial por Radio 10.
Tras un extenso e insólito relato sobre una novia "que vivía a una cuadra de la quinta presidencial" durante el gobierno de
Juan Domingo Perón y las dificultades que le generaban las movilizaciones de aquel entonces, el periodista se refirió a la marcha de la CGT y lanzó la increíble hipótesis de que
"esto que está pasando hoy acá no es por la queja de los maestros, esto que está pasando es directamente un golpe de Estado a Macri".
"Es un intento de golpe de Estado a la democracia y disfrácenlo de los colores que quieran, esto es desestabilizar la democracia,
empezar a demostrar la debilidad del presidente para poder voltearlo y comérselo, y que vuelvan los peronistas", completó.
Para Etchecopar, "falta guita" y "el Gobierno es un desastre", pero "todo se arregla con diálogo". En línea con su pedido de "fumigar peronchos", agregó:
"Cuando hay un tipo -en referencia al presidente Mauricio Macri- que se parece bastante a los que vimos en Estados Unidos, en Italia, en Francia, en España, tratamos de sacarlos a patadas porque no son peronistas".
Preocupado porque "esto se ve en el mundo como un papelón nacional", el conductor de Radio 10 redobló su agresiva apuesta al sostener que
"entonces entre todos los que están hoy en la plaza hay descerebrados, gente que no sabe por qué va pero va, gente que la llevan de la nariz con un plan, hambreados por los mismos sindicatos, usados y utilizados".
Y prosiguió el relato sobre su antigua novia: "Hoy ya no tengo novia, es más no tengo ni mujer. Esta Argentina que es una tela de esmeril se va comiendo a tu familia, tu casa, tus bienes, hoy estoy solo así que no me importa.
Hoy puedo esperar en un semáforo a que pasen con las banderas, puedo volver a escuchar esos bombos aborígenes, que parecen bombos legueros, para dar miedo a la distancia como pequeños pichones de gorila".