24.04.2025 / FRANCISCO

Bergoglio y Francisco, la unidad imposible que fue real: una figura que logró "conmover" a todo el espectro político


En una Argentina fracturada por la avanzada libertaria y el antagonismo político, el papa Francisco se convirtió, paradójicamente, en símbolo de una unidad que parecía irrealizable. Líderes de todos los espacios despidieron a Jorge Bergoglio con respeto, devoción y, en muchos casos, con un reconocimiento que no supieron darle en vida.





El artículo de Carlos Pagni publicado por La Nación repasa cómo, tras la muerte de Francisco, emergió una sintonía impensada entre Javier Milei y el peronismo. Mientras el presidente lo definía como “el argentino más importante de la historia”, dirigentes como Cristina Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa destacaban su defensa de los pobres, su prédica contra la exclusión y su ética del cuidado.

Durante años, Francisco fue objeto de controversia en el país que lo vio nacer. Para algunos sectores era el “papa peronista”; para otros, un obstáculo. Su mirada crítica sobre el capitalismo salvaje, su apuesta por la justicia social y su negativa a visitar la Argentina mientras gobernaba el macrismo alimentaron una narrativa de distancia.

Pero con su partida, esa narrativa se quebró. Desde la derecha libertaria hasta el kirchnerismo más ortodoxo, todos coincidieron en su legado como pastor global. El texto de La Nación lo sintetiza con precisión: Francisco logró “encarnar una unidad exótica”, esa que no tuvo correlato en la política doméstica, pero que floreció, por fin, en el duelo.

Quizás el mayor milagro de Bergoglio no fue doctrinal ni eclesiástico, sino profundamente humano: recordarle a su país que, incluso en el desacuerdo, existe una raíz común. Y que esa raíz también puede ser motivo de abrazo.

Desde todos los rincones del arco político argentino llegaron palabras de reconocimiento. Javier Milei lo llamó “el argentino más importante de la historia”; Cristina Fernández de Kirchner destacó su “mirada sobre los pobres y los olvidados”; Axel Kicillof lo definió como “el mayor líder moral del mundo”; Sergio Massa subrayó su “defensa de la justicia social”; Victoria Villarruel, Patricia Bullrich, Daniel Scioli, Juan Grabois y Horacio Rodríguez Larreta también expresaron su respeto, mientras que el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y la ministra Sandra Pettovello acompañaron la delegación oficial que viajó a Roma para las exequias.