23.04.2025 / VATICANO

La monja que rompió el protocolo y lloró junto al ataúd de Francisco: un vínculo profundo con Argentina

En una imagen que conmovió al mundo, una religiosa se quebró frente al féretro del Papa Francisco durante las exequias en el Vaticano. Su historia está marcada por la fe… y por un pasado muy ligado a nuestro país.







El silencio solemne de la basílica fue interrumpido por una escena humana, profundamente conmovedora. Una monja, sin permiso previo, rompió el protocolo y se acercó al féretro del Papa Francisco. Lloró. Se arrodilló. Acarició el ataúd. La escena, registrada por las cámaras internacionales, no tardó en viralizarse. Pero lo que pocos sabían es que esa religiosa tiene una historia cercana a la Argentina.

Según detalló NA, se trata de Geneviève Jeanningros, una religiosa francesa amiga cercana del pontífice y sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas secuestradas y desaparecidas durante la última dictadura militar en Argentina.

El vínculo con Francisco no era diplomático ni jerárquico: era espiritual y militante. Compartieron mesas populares, misas en capillas improvisadas y jornadas de lucha contra la pobreza. “Su partida me destroza porque él nos enseñó a estar donde duele”, habría dicho entre lágrimas a sus hermanas de congregación tras la ceremonia.

El Vaticano no reprimió el gesto. Al contrario, lo dejó ser. Porque la muerte de Francisco no admite frialdades ni etiquetas. Su vida fue una ruptura constante con los moldes del poder, y su despedida, también. En un tiempo donde el protocolo suele tapar la humanidad, una monja recordó, con su llanto, que el dolor sincero no necesita permiso.