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Con ingresos netos por un total de apenas USD89 millones, la Inversión Extranjera Directa (IED) tuvo durante el 2024 su peor año histórico. Desde el 2003, nunca había habído un año tan malo.
En el año de nacimiento del RIGI, aunque hasta noviembre iban ingresos netos por USD784 millones, una repatriación de capitales del sector energético durante diciembre tumbó ese número y el mes terminó con una salida neta de USD695 millones. El RIGI por ahora dejó promesas a mediano plazo por USD10.000 millones.
Consultoras privadas y analistas advierten que mientras haya cepo no explotará la inversión, aunque remarcan que sin una política que incentive encadenamientos productivos, no habrá agregación de valor. Es que el RIGI generó promesas, por ahora, para el mediano y largo plazo, por algo más de USD10.000 millones, con proyectos que le apuntan a plazos más cortos, como el oleoducto en Río Negro, pero otros bien largos, como el buque de licuefacción, que va desde el 2027 hasta 10 años hacia delante, con una inversión cercana a los USD3.000 millones.
En este sentido un informe de Vectorial alertó: “La aprobación del RIGI todavía no ha representado gran impacto en el mercado de cambios. La IED aportó entre enero y noviembre un promedio de USD71 millones mensuales (similar a 2023 cuando representó USD76 millones mensuales). Excluimos diciembre, porque ocurrió una excepcionalidad, dicho mes la IED tuvo un flujo negativo por USD696 millones, debido a repatriaciones de capital del sector energético, según informó el BCRA. En 2025, resulta urgente para el Gobierno que empiece a fluir la inversión privada, para financiar la malograda cuenta corriente”.
Es que los picos más altos de IED fueron en 2008, cuando llegó a USD3.633 millones; 2011, en USD3.515 M; y 2012, en USD3.744 M. Si bien el gobierno de Cambiemos apuntó de lleno a esa variable para apuntalar un balance cambiario que entre 2016 y 2018 fue sostenidamente rojo en la cuenta corriente, no llegó a despuntar a esos niveles y nunca superó los USD3.000 M anuales. Entre 2020 y 2023, ya con cepo, la cosecha inversora fue mala y el piso histórico se dio en el 2024.