Durante un acto en la ciudad de Corrientes, el secretario de Relaciones Parlamentarias y secretario General del Partido Demócrata Progresista (PDP), Oscar Moscariello, comparó al presidente Javier Milei con el histórico dirigente y abogado Lisandro de la Torre. Moscariello destacó que, al igual que De la Torre, Milei “se opone a la corrupción y aboga por la transparencia en la gestión pública”, reforzando la asociación entre ambos en términos de principios éticos y administrativos.
"Los pilares de Lisandro De la Torre se basaban en la democracia, el liberalismo, la autonomía municipal y la ética pública, y por eso se destacó en su vida política", declaró Moscariello en su discurso. La comparación fue realizada en el marco de la inauguración de la Plaza Lisandro De la Torre, ceremonia en la que Moscariello estuvo acompañado por el intendente de Corrientes, Eduardo Tassano, y el secretario General de Corrientes, Miguel Gaviña Naón. El funcionario enfatizó la relevancia de los valores de De la Torre, fundador del PDP hace más de un siglo, y cómo siguen vigentes en el contexto político actual.
El secretario general del PDP subrayó que, al igual que el referente histórico al que rendía homenaje, Milei defiende una gestión pública basada en la eficiencia y la libertad. Según Moscariello, el presidente "trabaja por un estado eficiente, con ética pública y basado fundamentalmente en la libertad”, reforzando así la cercanía ideológica entre el mandatario actual y el ícono del liberalismo argentino.
Moscariello cerró su discurso reivindicando los ideales del fundador del Partido Demócrata Progresista y subrayó el compromiso de Milei con un Estado que priorice la ética y la eficiencia, valores que, según afirmó, resultan esenciales para enfrentar los desafíos de la Argentina actual.
QUIÉN FUE LISANDRO DE LA TORRE
Lisandro de la Torre fue uno de los políticos más destacados de Argentina durante el siglo XX, conocido por su incansable lucha contra la corrupción y sus principios de ética pública y transparencia en la gestión. Nacido en Rosario el 6 de diciembre de 1868, fue un senador activo que no temía enfrentarse al poder y denunciar actos de corrupción, incluso si esto le costaba su propia reputación y, eventualmente, su vida.
En sus años formativos, De la Torre estudió en el Colegio Nacional de Rosario y luego se trasladó a Buenos Aires en 1886 para estudiar abogacía. Su tesis se centró en el régimen municipal, defendiendo la idea de que el Congreso debía garantizar la autonomía municipal en todo el territorio, una visión que inspiraría la reforma de la Constitución Nacional de 1994. En política, participó en las Revoluciones del Parque en 1890 y 1893, y fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical en 1891, aunque luego dejó el partido por profundas diferencias con Hipólito Yrigoyen.
En 1912, De la Torre fundó la Liga del Sur en Rosario, que representaba a la burguesía rural y a los pequeños productores de la región. Dos años después, este grupo evolucionó en el Partido Demócrata Progresista (PDP), el cual promovía reformas tributarias para gravar la riqueza y reducir los impuestos al consumo, el desarrollo de una marina mercante nacional y políticas de proteccionismo industrial. Su fuerte compromiso con la justicia y su oposición a la corrupción lo llevaron a investigar el famoso pacto Roca-Runciman en 1933, revelando una compleja red de sobornos y privilegios para frigoríficos británicos en la exportación de carne argentina, una denuncia que generó gran controversia y enemistades en los círculos de poder.
El 23 de julio de 1935, en medio de un debate sobre el pacto Roca-Runciman en el Senado, ocurrió la tragedia que marcaría su vida. Mientras De la Torre discutía con el ministro de Agricultura, Luis Duhau, el senador Enzo Bordabehere intentó defenderlo y fue asesinado por el ex comisario Ramón Valdez Cora, quien disparó tres tiros a Bordabehere, aparentemente destinados a De la Torre. La pérdida de su amigo y aliado fue un golpe devastador para De la Torre, quien nunca se recuperó del todo de esta tragedia.
Tras renunciar a su cargo en 1937, Lisandro de la Torre se retiró de la vida política, profundamente desilusionado. El 5 de enero de 1939, abatido por la muerte de su madre y por las frustraciones acumuladas en su carrera política, decidió poner fin a su vida en su departamento de la calle Esmeralda en Buenos Aires.