A 10 años del lanzamiento del ARSAT-1, el primer satélite argentino, los trabajadores de la empresa denuncian que el gobierno de Javier Milei busca vaciar esta entidad superavitaria que es un hito del kirchnerismo. Desde su lanzamiento en 2014, el ARSAT-1 ha permitido brindar servicios de internet y televisión a zonas rurales, convirtiéndose en un símbolo de soberanía tecnológica para el país. Sin embargo, el actual gobierno parece estar tomando medidas que amenazan su continuidad.
Los empleados de ARSAT han expresado su preocupación por el atraso en el pago de salarios y el congelamiento de las paritarias. A pesar de que la empresa genera ingresos en dólares y no depende de fondos del Estado, la administración actual desconoce los acuerdos salariales del sector de las telecomunicaciones. Esto ha llevado a los trabajadores a judicializar la situación, aunque hasta ahora no han obtenido resultados positivos tras varias audiencias de conciliación.
Ezequiel Mc Govern, responsable de Innovación IT y delegado gremial de FOETRA, destacó que el ARSAT-1 ha sido clave para reducir la brecha digital en el país, facilitando el acceso a internet y televisión a escuelas en zonas remotas. A pesar de su importancia, en la actualidad la empresa enfrenta un panorama desolador, con la falta de nuevos proyectos e inversiones en áreas críticas como Satelital, Fibra Óptica y Datacenter.
La situación se agrava con la apertura de retiros voluntarios, lo que agrava la pérdida de capital humano en un sector que necesita fortalecer su capacidad de innovación. Con más de 600 familias afectadas y salarios que han perdido más del 50% de su poder adquisitivo, los trabajadores de ARSAT se encuentran en pie de lucha, defendiendo no solo su situación laboral, sino también la continuidad de un proyecto fundamental para la soberanía tecnológica de Argentina.