El Gobierno lanzó acusaciones contra Sergio Massa, vinculándolo a un supuesto manejo irregular de la empresa Aysa durante la gestión de Malena Galmarini. El vocero presidencial, Manuel Adorni, expuso en conferencia de prensa que se detectaron gastos excesivos que sumarían un total de 4.800 millones de dólares, señalando que “la empresa funcionó como una plataforma de campaña para los funcionarios de turno”.
Adorni detalló que, entre 2022 y 2023, Aysa gastó 1.300.000 dólares en sponsoreos y en la compra de inmuebles y vehículos durante la pandemia. Uno de los ejemplos más destacados fue la adquisición de un edificio en la calle Tucumán, por un costo de 31.600.000 dólares, junto con reparaciones por 9.600.000 dólares que nunca se completaron. “Lo irónico es que estaba previsto que en ese edificio se construyan varios pisos extras dedicados al uso exclusivo del presidente o la presidente de AySA”, enfatizó.
Además, el funcionario criticó la compra de 613 camionetas Renault Kangoo por un total de 25.700.000 dólares, indicando que se pagó “al triple de su valor real” y que Aysa contaba con 2.200 vehículos asignados a personal no operativo. “Esto es parte de la Argentina del pasado donde la política se servía del dinero de los contribuyentes en lugar de servir a los propios contribuyentes”, subrayó Adorni, remarcando el deseo del actual Gobierno de marcar una distancia con lo que consideran prácticas corruptas de la anterior administración.
La denuncia se suma a un contexto político cada vez más tenso, donde el Gobierno busca demostrar que los problemas del pasado no han sido erradicados del todo. A medida que se acerca la fecha de las elecciones internas en el PJ, este tipo de acusaciones podrían influir en la percepción pública y en el futuro político de Massa, quien ha estado en el centro de las críticas por su cercanía con el kirchnerismo y su rol en la gestión anterior.