El dirigente sindical Mario Manrique oficializó su renuncia a la CGT mediante una carta en la que no menciona sus fuertes críticas contra el sector dialoguista y basa su decisión en el “cúmulo de tareas y responsabilidades” que actualmente tiene como diputado nacional de Unión por la Patria y secretario adjunto del SMATA.
Más allá de su dimisión como secretario Gremial, el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) no se irá de la CGT, ya que los cargos en el Consejo Directivo les pertenecen a los sindicatos y no a cada dirigente que lo integra, por lo que les corresponderá a las organizaciones gremiales decidir el nombre de su reemplazante. En este caso, el lugar que deja Manrique será ocupado por Laura Lorenzo, quien lo secundaba hasta ahora en la Secretaría Gremial de la central obrera.
Hace cinco días, Manrique anunció su renuncia porque “la CGT se convirtió en cuatro o cinco dirigentes que discuten a escondidas”, al criticar a los dialoguistas que negocian con el Gobierno.
“La CGT se enoja cuando en momentos electorales la política la dejan de costado -declaró a Futurock FM-, pero nunca asume un compromiso, siempre están navegando en ese río del medio a ver en qué orilla se paran según la conveniencia de algunos actores”.
El dirigente de SMATA se quejó de que la CGT “no hizo una conferencia de prensa para explicar qué habló con el Gobierno; qué está discutiendo; si no consiguen los logros, qué están discutiendo; qué vamos a hacer; cómo nos vamos a parar enfrente de la problemática social y laboral que tenemos”.
De todas formas, el gremialista dejó afuera de sus críticas a Pablo Moyano: “Lo quiero mucho, pero Mario Manrique se va de la CGT. De la conducción es al único que respeto por la coherencia”.
El dirigente de Camioneros había insinuado su renuncia a la CGT luego de reunirse con Cristina Kirchner en el Instituto Patria. Al igual que Manrique, Moyano también criticó a sus colegas del ala moderada de la CGT porque “dialogar con el Gobierno no sirve para nada” y sugirió su alejamiento de la central obrera al advertir que “después del 30 de octubre veremos si continuamos”.
En la CGT se profundizaron en las últimas semanas las diferencias entre el sector moderado, que negocia con el gobierno de Javier Milei y no quiere hacer otro paro general, y el ala dura, minoritaria, que integran Pablo Moyano y Manrique, que busca profundizar la lucha contra la Casa Rosada.