El periodista británico Simon Jenkins cuestionó este martes el control del Reino Unido sobre las Islas Malvinas y otros territorios ocupados, como Gibraltar. Lo hizo a través de un artículo publicado en el diario The Guardian, días después de la devolución del archipiélago de Chagos a las Islas Mauricio.
"Gran Bretaña debe abandonar sus delirios de imperio: renunciar a las islas Chagos es un buen comienzo", es el título de la columna de Jenkins, en la que califica como "injustificable" la política de conquista y ocupación de la corona británica, y repasa los 14 territorios (todos de ultramar) que siguen estando bajo dominio inglés.
"Durante el último medio siglo, muchos territorios, como Belice, Tuvalu, las Seychelles y las Bahamas, han ido deslizándose silenciosamente hacia la independencia. Otros han seguido 'dependiendo' del rey, con ciudadanía y protección británicas", escribió Jenkins. "El costo de algunos se ha aliviado porque Gran Bretaña les ha permitido convertirse, después de los estados del Golfo, en los mayores paraísos del mundo de riqueza ilegal, sin origen y sin impuestos", añadió el periodista.
Para Jenkins, estos paraísos fiscales
"son una amenaza para las arcas públicas del mundo", ya que "privan a los contribuyentes británicos (y otros) de miles de millones de dólares en ingresos cada año". "Es tal el poder del lobby bancario de Londres que ningún gobierno se atreve a tocarlos. El ‘agujero negro’ de 22.000 millones de libras de Rachel Reeves existe en realidad en algún lugar entre las Islas Caimán y las Islas Vírgenes Británicas", señaló el periodista.
GIBRALTAR, MALVINAS Y HONG KONG
En su columna, Jenkins indicó que Gibraltar y Malvinas siguen siendo "dependencias problemáticas". "Que Gran Bretaña haya permitido que Gibraltar, tomado como base militar en 1704, agriara las relaciones con España desde entonces es más que absurdo", dijo.
Sobre Malvinas, el periodista de The Guardian recordó que "antes de la invasión argentina en 1982, el gobierno de Margaret Thatcher estaba negociando una transferencia, a pesar de la preocupación expresada por los isleños".
"Como en el caso de Hong Kong, la historia y la proximidad geográfica hicieron que un acuerdo fuera de sentido común, posiblemente con la presencia de la ONU garantizando el autogobierno de los isleños. Solo la acción temeraria del régimen militar de la Argentina arruinó las conversaciones. Pero eso fue hace 42 años", recordó Jenkins, en referencia a la incursión de soldados argentinos en las islas el 2 de abril de 1982 por orden del general Leopoldo Fortunato Galtieri.
"Defender a los 3.600 habitantes de las islas ahora le cuesta a Gran Bretaña unos 60 millones de libras [unos 78 millones de dólares] al año. Esto es injustificable. El único futuro para las islas que tiene sentido económico está en su territorio continental adyacente", concluyó el periodista.