01.10.2024 /

Era Milei: más de 2 millones de trabajadores en blanco están en situación de pobreza

De acuerdo a un nuevo informe del Instituto Gino Germani, uno de cada tres trabajadores registrados es pobre. Mientras que el 70% de los trabajadores informales también se encuentran por debejo de la línea de la pobreza.





En la Argentina de Javier Milei, uno de cada tres trabajadores en blanco es pobre, es decir, más de 2 millones de empleados. También están bajo la línea de la pobreza el 70% de los trabajadores informales, que no gozan de los beneficios de los registrados, pero que tienen un ingreso estable.

A pesar de contar con un empleo registrado, aguinaldo, salario surgido de negociaciones paritarias, obra social, entre otros beneficios, el 30% de asalariados en blanco son pobres en 2024 lo que representa el doble de las cifras del año pasado, según un informe de Eduardo Chávez Molina y José Rodríguez de la Fuente, investigadores del Instituto Gino Germani, dependiente de la Universidad de Buenos Aires.

De acuerdo al relevamiento, en la Argentina existen más de 2 millones de trabajadores formales en situación de pobreza, en base a un cálculo hecho sobre la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que toma en consideración los principales conglomerados urbanos del país y excluye las ciudades de menos de 200.000 habitantes. Por lo que si se tuviera en cuenta la totalidad de la población, la cantidad podría ser aún mayor.

“Uno de los hallazgos más importantes es la creciente presencia de ‘trabajadores pobres’, quienes, a pesar de estar empleados, no logran superar la línea de pobreza. Este fenómeno es más agudo entre los trabajadores no registrados, con una tasa de pobreza superior al 70%, mientras que los trabajadores regulados enfrentan una pobreza del 30%. Esto evidencia que el empleo formal, aunque brinda cierta protección, no es suficiente para mitigar el impacto de la crisis”, advierte el informe y es que cabe recordar que el 52,9% de la población argentina es pobre, según los últimos datos del Indec. 

La investigación también señala que el incremento de ese segmento social que trabaja pero no logra alcanzar los niveles de ingreso suficientes para superar la pobreza representa “un cambio en la estructura social que pone en evidencia la necesidad de analizar no solo los ingresos, sino también los mecanismos de inserción ocupacional y la calidad del empleo disponible”.
Además, a diferencia de la post-pandemia, en donde “todos se empobrecieron por igual”, este año aparecieron  los “ganadores y perdedores” a los que clasifica según el tipo de empleo: los profesionales o microempresarios se ven golpeados por la crisis, pero tienen herramientas que les permiten alejarse de la pobreza.

Mientras que entre los pobres se encuentran trabajadores de actividades muy masivas y formalizadas como los obreros de la construcción, los empleados de comercio, los “oficinistas de tareas rutinarias”, los limpiadores tercerizados de hotelería y el personal doméstico.  Además se menciona a los “empleados de franquicias”, sobre todo gastronómicas, en las que se respetan todas las condiciones de trabajo que marca la ley pero, a la vez, se pagan sueldos muy bajos.

De acuerdo a los diferentes segmentos socioeconómicos, hay grupos que “antes gozaban de mayor protección y han comenzado a verse afectados”, porque según explican existe una “estructura jerárquica” en la que “las clases más desventajadas, especialmente aquellas con empleos manuales de baja productividad y cualificación, son las que presentan mayor exposición”. En estas clases, para 2024, la pobreza afecta a casi 7 de cada 10 personas.

“Es evidente que la pobreza ha crecido notablemente en las clases medias, en particular entre los trabajadores no manuales de grandes establecimientos y los propietarios o directivos de pequeños negocios. En estos grupos, la pobreza se ha triplicado en tan solo siete años”, apuntan  Chávez Molina y Rodríguez de la Fuente. 

Al mismo tiempo señalan que la calidad del empleo y las horas trabajadas juegan un papel crucial en la pobreza porque el deterioro del poder adquisitivo en los asalariados formales forma parte de un avance de la pobreza tanto en los subocupados (que trabajan menos de 35 horas semanales) como en los sobreocupados (que lo hacen más de 45), un dato que refleja que “más horas de trabajo no garantizan mejores condiciones económicas”.

“Al analizar la relación entre pobreza y horas trabajadas, se destaca el incremento en el porcentaje de trabajadores regulados que son pobres, en especial los sobreocupados, cuyo número ha crecido en aproximadamente 20 puntos porcentuales, mientras que los ocupados plenos y los subocupados han aumentado alrededor de 15 puntos porcentuales”, concluye el informe.