El presidente electo Javier Milei recibió este viernes al ex mandatario brasileño Jair Bolsonaro, uno de los invitados especiales a la ceremonia de asunción del próximo domingo. El encuentro, que se realizó en el hotel Libertador de la ciudad de Buenos Aires, fue calificado por Bolsonaro como una "charla entre amigos".
"Fue una charla entre amigos, él hizo un breve retrato de lo que vive Argentina. La cuestión más importante es la economía, todo el mundo sabe eso. La escuela de él es la austríaca, va a tener que tomar medidas rápidas porque hay una hiperinflación en el horizonte que él pretende evitar", dijo Bolsonaro tras la reunión.
El ex mandatario brasileño, conocido por sus posturas ultraderechistas y su defensa de la dictadura militar en su país, también aprovechó la ocasión para atacar a la izquierda. "El triunfo de Milei significa mucho en el mundo sobre todo en un contexto donde está muy dividido entre la izquierda y la derecha. Nosotros no somos opositores (a la izquierda), somos enemigos", aseveró.
La reunión entre Milei y Bolsonaro es un hecho significativo, ya que ambos comparten una visión ultraliberal del mundo y una hostilidad hacia la izquierda. El encuentro también es un signo de la creciente influencia de los movimientos de extrema derecha en América Latina.
Mientras tanto, el designado equipo de gabinete de Milei continuaba este viernes con reuniones en oficinas del barrio de Retiro para terminar de definir las primeras medidas de gobierno y el paquete de leyes que se enviará al Congreso. Las reuniones, que se realizan en las oficinas que se encuentran en avenida Del Libertador al 600, están encabezadas por los designados ministros Patricia Bullrich, Luis Petri, Mariano Cúneo Libarona, Diana Mondino y Manuel Adorni.
Los temas que se están tratando en las reuniones incluyen la reducción del gasto público, la eliminación de impuestos, la apertura de la economía y la flexibilización laboral. Las medidas que se tomen en los primeros días de gobierno de Milei serán clave para determinar el rumbo de su gestión. Si el presidente electo decide implementar políticas extremas, como las que propone Bolsonaro, podría poner en riesgo la democracia argentina.
