Este 22 de febrero se conmemoró el Día de la Antártida Argentina. Una fecha que alude al mismo día de 1904 que significó un hito fundacional para nuestro país y la humanidad en general con relación a la historia antártica: ese día se estableció la primera base humana permanente situada al Sur del paralelo 60°: el Observatorio meteorológico y magnético de las Islas Orcadas del Sur.
El especialista en estudios antárticos Lucio Verdoía enfatizó este momento: “Era la primera vez que un Estado-Nación ocupaba con presencia efectiva, científica y civil, emitía correspondencia oficial y establecía una base en condiciones de ser habitada permanentemente: la base que hoy conocemos como ‘Orcadas’ (la primera y más antigua del planeta en la Antártida). De modo que Argentina posee en su haber una de las piedras fundacionales del paso de la humanidad sobre el séptimo continente”.
Este miercoles el presidente Alberto Fernández se presentó en la Base Marambio luego de 25 años de ausencia de mandatarios en dicho lugar. “Por ello, la importancia que tiene la Antártida para el Estado argentino y para nuestro pueblo es inconmensurable”, dijo Verdoia.
A su entender, “el auge de las Ciencias Polares ha posibilitado un entendimiento mucho más complejo y preciso de lo sucede a nivel geofísico y oceanográfico en la confluencia antártica. Hoy sabemos que de la conservación y protección de todo el espacio antártico depende el futuro de las próximas generaciones de seres humanos y es crítico para evitar un colapso todavía mayor en términos ambientales a nivel global. Por otra parte, desde el punto de vista de los recursos, sabemos que en el espacio antártico argentino existen enormes bienes comunes naturales hídricos, minerales metalíferos, ictícolas y genéticos marinos extraordinarios con potenciales aplicaciones en una gran cantidad de industrias”.
El politólogo y geógrafo enfatizó además que
las actividades científicas que se desarrollan en el marco de la actividad argentina en la Antártida “están entre las más reconocidas del mundo”.
Dijo Verdoia:
“Podemos contar entre ellas a campaneas geológicas y paleontológicas, geofísicas, geomagnéticas, glaciológicas, biológicas, entre estas últimas también existen algunas áreas pertenecientes al programa Pampa Azul de investigación y prospección en biología marina y oceanografía. En los últimos años también las Ciencias Sociales han ingresado con fuerza al campo de los estudios antárticos, como los estudios historiográficos y arqueológicos. También las Relaciones Internacionesl y la Ciencia Política han puesto su mirada en las características especiales que tiene el Sistema Antártico. No deberíamos tampoco dejar de considerar a las ciencias económicas que, con el auge del Turismo antártico (muy discutido en los últimos años) también ha dado ha otorgado a esta disciplina un especial interés”.
Asimismo, se refirió a los reclamos de soberanía realizados por Chile y el Reino Unido: “Al igual que nuestro país, ingresaron en el momento de la rúbrica original del Tratado Antártico y, por lo tanto, quedan congelados y sin posibilidad de realizarles modificaciones o innovaciones. Se trata de tres reclamos que superponen su área geográfica. Sin el TA estaríamos ante un escenario de potencial conflicto”.
Para el investigador fueguino,
“el TA no tiene fecha de vencimiento y hasta la fecha ningún país miembro del sistema lo ha denunciado unilateralmente. Por el momento, desde un punto de vista jurídico, las partes se han propuesto restringir sus actividades de acuerdo la letra del mismo y sus protocolos posteriores. Aunque nunca bien reflejado en la prensa, entre Argentina y Chile existe una larga tradición de cooperación y asistencia mutua en asuntos antárticos”. “Ninguno de los dos países sudamericanos practica un militarismo desembozado y amenazante, no podemos decir lo mismo del Reino Unido, quien no ha dudo en utilizar la fuerza militar contra nuestros intereses en al menos 5 ocasiones diferentes (1806, 1807, 1845, 1833 y 1982), y mantiene una férrea ocupación militar de todos los archipiélagos del Atlántico Sur”, agregó.
También señaló que el imperialismo y expansionismo “no son atributos cardinales de nuestra mirada geopolítica global, pero sí lo son del Reino Unido. En este sentido, si bien en el marco del Tratado Antártico nuestros países cooperan y son partes responsables ante sus obligaciones contratadas, no debemos limitar nuestra mirada geopolítica sobre la Antártida confiando únicamente en las bondades actuales del Sistema Antártico”.
Por ello,
“si observamos el despliegue de la denominada ‘anglosfera’ sobre la Antártida (lo que incluye a todos los socios estratégicos de la OTAN ‘étnica y occidental’ como Nueva Zelanda, Australia, Reino Unido, Canadá y EEUU) la situación es notablemente distinta. Encontramos bases en la Antártida cuyos establecimientos no parecen envidarle mucho a la idea que tenemos de un pequeño pueblo. Este es el caso de la estadounidense MacMurdo (con más de 1.000 personas en verano, puerto, helipuerto y aeropuerto, entre otras infraestructuras de abastecimiento logístico)”.
“El límite entre una base científica y la fundación de una población aquí aparece algo difuso. Es el momento para la Argentina de duplicar sus capacidades, de mirar a Chile como un socio principal y de apostar por una Antártida Sudamericana abriendo las puertas a Brasil y Uruguay”, detalló.