
Parece que no hubiera pasado tanto tiempo, pero
se cumplen hoy 25 años del crimen de José Luis Cabezas. El fotógrafo de la revista Noticias que fue asesinado de dos disparos el 25 de enero de 1997 en la localidad bonaerense de Pinamar y su cuerpo calcinado dentro del auto que utilizaban para cubrir la temporada.
Se trató de un crimen considerado "político" por muchos y sin dudas el mensaje mafioso más siniestro que se recuerde desde el regreso de la democracia, ya que la investigación se dirigía a comprobar que Cabezas había sido matado por una banda ligada al empresario
Alfredo Yabrán, que se suicidó cuando iba a ser detenido en el marco de la causa con múltiples pruebas en su contra. El reportero gráfico había logrado tomarle una imagen un año antes.
ACTOS PARA RECORDAR
José Luis Cabezas será recordado hoy con diversos actos al cumplirse 25 años de su asesinato. A las 11, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) realizará un acto en su sede de Venezuela 1433, en el barrio porteño de Balvanera.
Por otro lado, con la consigna "No hay democracia sin justicia. No hay justicia sin verdad y no hay verdad sin memoria", la entidad realizará actividades recordatorias en las diferentes provincias.
En tanto, en la localidad balnearia de Pinamar se recordará a Cabezas con una serie de actividades en el monolito de la ciudad, donde encabezados por Gladys Cabezas, la hermana del trabajador de prensa, familiares y amigos plantarán un árbol como hacen de forma habitual todos los años para esta fecha.
Luego, a las 19, en la cava donde hallaron muerto a Cabezas se va a plantar por primera vez un árbol y se hará un acto, mientras que a las 20 se inaugurará una muestra con un video, en la Casa de la Cultura en Madariaga.
EL CRIMEN, LA INVESTIGACIÓN Y LOS RESULTADOS
Pese a las maniobras dilatorias,
la investigación de la Justicia demoró tres años pero llegó a la sentencias del Tribunal de Dolores que condenó a cadena perpetua a los instigadores y autores materiales del crimen de Cabezas:
los ex policías bonaerenses Gustavo Prellezo, Aníbal Luna, Alberto Pedro Gómez, Sergio Camaratta; el ex militar y jefe de seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos; y los horneros Héctor Retana, Horacio Braga, José Luis Auge y Sergio González.
Ninguno, por diversas razones, sigue preso. El ex policía Prellezo, condenado a reclusión perpetua como autor material de los disparos que mataron a Cabezas, goza del beneficio de la libertad condicional. Quiso trabajar como abogado,pero una denuncia de Gladys, la hermana de José Luis, generó que le quitaran la matrícula. Sin embargo, la pena que le impuso la Cámara de Apelaciones de Dolores vence en diciembre de este año.
Del resto de los policías condenados, Luna y Gómez están en libertad hace casi diez años. El primero vive en General Madariaga y el segundo en Valeria del Mar. Camaratta, el cuarto, murió en la cárcel.
Ríos, el jefe de seguridad de Yabrán condenado a prisión perpetua, trabaja como capataz en una estancia, en Corrientes. En el caso de los horneros, Retana murió preso, mientras que Braga, Auge y González recuperaron la libertad, pero el último de ellos volvió a ser detenido en una causa por drogas.
El juicio probó que en la madrugada del 25 de enero de 1997 Cabezas estaba cubriendo la fiesta de cumpleaños del empresario Oscar Andreani y afuera estaban los asesinos vigilando, para luego irse al ser observados por unas vecinas. Ellas dieron avisó a los custodios de Andreani, que llamaron a la comisaría de Pinamar para denunciar los movimientos sospechosos. Ni un solo patrullero se acercó a esa exclusiva zona de Pinama.
Aproximadamente a las 5 de la mañana Cabezas dejó el festejo de Andreani y se fue en el Ford Fiesta, vehículo del medio para el que trabajaba. En minutos llegó a su casa. “Ahí está. Métanle caño y tráiganmelo”, ordenó el policía Prellezo. Braga y González lo golpearon y lo subieron al auto de Noticias.
Braga manejaba y González apuntaba a Cabezas con el arma. En el Fiat Uno, conducido por Prellezo, iban también los otros dos horneros, Auge y Retana. Los dos autos iban por la ruta 11 hacia la ciudad de Buenos Aires. A los ocho kilómetros doblaron de golpe por un camino de tierra. Estacionaron a un costado de la cava.
Prellezo introdujo el auto de Noticias dentro de la cava e hizo colocar a Cabezas de rodillas en tierra al lado del asiento del acompañante. Ahí le disparó dos veces. El policía fue hasta su auto, tomó unos bidones con combustible y le ordenó a Braga que bajara. Con su arma, le indicó al mismo hornero que rociara el auto con el combustible y así lo quemó.
Luego, con más avance de la investigación
se comprobó que Yabrán le había dicho a su jefe de seguridad, Ríos, que quería tener un verano tranquilo, sin periodistas ni fotógrafos. Cabezas lo había fotografiado un año antes, cosa que molestaba al empresario que se jactaba de que "ni la CIA" había logrado tomarle una imagen.
Yabrán también se había reunido en diciembre con el policía con el mismo pedido. Se supo que Ríos contrató a Prellezo para sacarse de encima al equipo periodístico de Noticias con la complicidad de sus colegas uniformados Luna, encargado de "marcar" a los periodistas y Cammarata, responsable de la logística para ocultarlos en la costa.
El comisario de Pinamar “la Liebre” Gómez se ocupó de liberar la zona. Prellezo contrató a Los Horneros para hacer el trabajo sucio. La información indica que en mayo de 1998 la Justicia ya tenía las pruebas que incriminaban a Yabrán como autor intelectual.
Cuando el juzgado ordenó su detención, se escapó pero, a los pocos días, cercado por la policía, se pegó un escopetazo que acabó con su vida. Pese a las suspicacias, que hasta el arte expresó, el tiro dentro de su boca estalló su cráneo pero dejó su rostro casi intacto. Los estudios forenses y los testigos fueron concluyentes en cuanto a que era Yabrán y no otra persona. Su muerte extinguió la causa en su contra, pero la descripción de lo investigado perdura.
Para su muerte,
el sistema Excalibur había descubierto 122 llamadas entre Yabrán y su entorno con celulares de la SIDE que figuraban a nombre de Hugo Anzorreguy, el titular del organismo. También llamadas entrantes y salientes con la Quinta de Olivos en plena investigación de la causa Cabezas.
El 13 de noviembre de 2003, la Sala I de la Cámara de Casación bonaerense decidió recategorizar la figura del delito por el que se condenó a los asesinos de Cabezas y pasaron de “sustracción de persona agravada por la muerte de la víctima, en concurso ideal con homicidio simple con dolo eventual” a “privación ilegal con violencia en concurso real con homicidio”.
Aunque en los dos casos se hablaba de un secuestro y un asesinato, el cambio de palabras y figuras delictuales redujo las condenas de los imputados a entre 18 y 27 años de cárcel en lugar de una cadena perpetua. Sólo Prellezo quedó afuera de este beneficio, porque sus abogados hicieron tarde la presentación, aunque de todos modos salió en libertad condicional años después que el resto de los condenados.