El
Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, presentó el informe
“Un rostro detrás de cada número. Radiografía de la pobreza en Argentina”, que incluye un simulador de la tasa de indigencia y pobreza multidimensional alcanzada en función de cada política implementada por el Gobierno.
La
UCA calculó que en 2020 la pobreza multidimensional alcanzó al 44,2 por ciento de la población.
La pobreza multidimensional es un concepto que se diferencia de la pobreza por ingresos que calcula el Indec y los institutos de estadísticas oficiales de la mayoría de los países del mundo porque tiene en cuenta, además de los ingresos, dimensiones fundamentales para el desarrollo humano como alimentación y salud, vivienda digna, acceso a servicios básicos, el acceso a la educación, empleo y seguridad social y acceso a un medio ambiente saludable.
De los dos programas más importantes implementados durante 2020,
el IFE evitó que la pobreza multidimensional fuera 6,4 puntos porcentuales más elevada. Sin IFE ni Tarjeta Alimentar (que evitó que el porcentaje aumente 1,3 puntos) la pobreza hubiese sido de 50,9 puntos. El impacto es aun mayor cuando el informe toma en cuenta la Asignación Universal por Hijo y otros programas: hubiera aumentado a 53,1, casi 9 puntos porcentuales más que la calculada por el organismo.
El impacto de los programas aumenta aún más para el caso de la indigencia:
La UCA calculó que en 2020 el 10,1 por ciento de los y las argentinas eran indigentes. Sin el IFE, ese número hubiese saltado a 18,3 por ciento. Sin el impacto IFE, la Tarjeta Alimentar, la AUH y otros programas, la indigencia hubiera alcanzado al 27,9 por ciento.
INSEGURIDAD ALIMENTARIA
Según sostiene el trabajo, la infancia se ve particularmente afectada por esta situación.
Hoy, más de la mitad de los chicos son pobres, nivel que trepa casi al 75 por ciento en el conurbano bonaerense y otras zonas del país. Uno de los datos que más impacta es la inseguridad alimentaria. En el apartado
"La Infancia en Riesgo", un gráfico sobre la inseguridad alimentaria y la asistencia alimentaria gratuita en espacios escolares y comunitarios, muestra que el 34,3 por ciento de los niños entre 0 y 17 años sufrieron inseguridad alimentaria total en 2020 y el 15,6 inseguridad alimentaria
"severa".
El 46 por ciento recibió en 2020 alimentación gratuita en comedores, escuelas u otros espacios. De este porcentaje, el 9,12 por ciento recibió ayuda alimentaria directa, el 22,8 por ciento ayuda con la
Tarjeta Alimentar y el 14,04 por ciento ambas asistencias. El informe aborda también el malestar psicológico que deviene de esta situación social. En este sentido, el 24 por ciento de la población alcanza sintomatología ansiosa y depresiva, que aumenta en hogares pobres a un 30,3 por ciento. En aquellos que sufrieron inseguridad alimentaria, el 53,1 por ciento de las jefas de hogar sufrieron malestar psicológico y 34,3 por ciento en el caso de los jefes de hogar.
Da cuenta además cómo
familias cayeron por debajo de la línea de pobreza aún manteniendo empleos, y los trabajos precarizados y de la economía informal fueron los principales perjudicados por las medidas sanitarias adoptadas por el gobierno nacional a efectos de la pandemia.
Durante la presentación de la colecta anual de Cáritas, el propio director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA afirmó que
“hoy tenemos un 10 por ciento de personas en situación de indigencia, sin programas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la Tarjeta Alimentar, el porcentaje se hubiera duplicado, y casi triplicado sin los programas anteriores a la covid”.
Para revertir esta situación
“tenemos que generar más trabajo, a través de la inversión pública y de la inversión privada, en especial de las pequeñas y medianas empresas, que necesitan tener un horizonte de certidumbre. Y necesitamos bajar la inflación, en estos escenarios de alta inflación, ningún esfuerzo alcanza. Se come todo, los bienes a los que podemos acceder y las energías para poder planificar", señaló Salvia.
Salvia advirtió que el propósito del trabajo no es denunciar responsabilidades sino dar cuenta de la importancia y la necesidad de la acción solidaria:
“No deja de ser importante aclarar que cuando uno presenta estos datos es una manera de interpelar a las dirigencias políticas. Nuestras deudas sociales son estructurales, no surgieron ni van a terminar con la pandemia si no hacemos algo para cambiar la realidad que nos atraviesa”.