El presidente Alberto Fernández retomó hoy su agenda de gestión, principalmente relacionada con la producción nacional de soluciones para problemáticas generadas por la pandemia del coronavirus, después del discurso de ayer ante la Asamblea Legislativa en el que mantuvo un tono vigoroso y confrontativo con la oposición, con foco en las propuestas para modificar el Poder Judicial.
El mandatario visitó hoy la Universidad de Hurlingham y destacó allí que
"no hay mejor inversión que hacer que invertir en la educación de nuestra gente", durante una recorrida por las instalaciones del taller que produce los medidores de dióxido de carbono (CO2) 'Aire Nuevo' para lugares cerrados, dispositivos que permiten detectar y disminuir riesgos de contagio de Covid-19 en establecimientos escolares.
"Nosotros tenemos que ser capaces de construir nuestra propia tecnología", expresó el jefe de Estado en la visita que realizó este mediodía a la casa de altos estudios, donde agregó que lograrlo, "la educación pública es central" y sostuvo que "no hay mejor inversión que hacerlo en la educación" de los argentinos.
El Presidente se interiorizó sobre la producción de los medidores, que está a cargo de estudiantes y profesores de las carreras de Diseño Industrial, Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Informática, y dijo que "la universidad pública dio todos nuestros premios Nobel y sigue teniendo emprendedores, científicos, técnicos capaces de desarrollar un aparato como ese".
"Nos puede cuidar y salvar la vida a muchos", afirmó el jefe de Estado, quien estuvo acompañado por el ministro de Obras Públicas,
Gabriel Katopodis, el secretario de Políticas Universitarias del ministerio de Educación,
Jaime Perczyk, el vicerrector a cargo de la UNaHur,
Walter Wallach, y los intendentes de Hurlingham,
Juan Horacio Zabaleta, de Ituzaingó,
Alberto Descalzo, de Merlo,
Gustavo Menéndez, y de Morón,
Lucas Ghi.
En ese sentido, afirmó que "esto le puede servir a miles, a millones, esto puede servir para una escuela, pero también puede servir para las oficinas públicas, para los lugares donde están nuestros abuelos, los geriátricos, y para las fábricas".
"Esto lo hicieron ustedes, porque el Estado les abrió las puertas de una universidad donde poder encontrarse y desarrollarlo", destacó el jefe de Estado.
Los medidores de dióxido de carbono sirven para establecer el CO2 como un indicador de la ventilación, y así controlar si hay suficiente renovación de aire en aulas, salones y demás espacios comunes en las escuelas.
Se trata de una herramienta para ayudar a reducir los riesgos y así evitar contagios, ya que permiten brindar información en tiempo real sobre las necesidades de ventilación en cada una de las aulas o salones de los establecimientos educativos.
El aparato se conecta a una batería similar a la de un teléfono y se coloca a 1,5 metro de altura, lejos de las aberturas, y está diseñado para que suene una alarma cuando supere las 800 partículas por millón, límite del aire respirado en un espacio en función del CO2.