Hoy vuelve a la Argentina la misión del Poder Ejecutivo que viajó a Washington, Estados Unidos, para
negociar con el FMI detalles del plan financiero para reestructurar la deuda que dejó Mauricio Macri. Se estima que el diálogo continuará en las próximas semanas, después de encuentros técnicos que fueron “fluidos y constructivos, donde profundizaron la negociación concordando en la relevancia de potenciar el desarrollo del mercado de capitales argentino”. Eso se informó oficialmente.
Así las cosas, regresan a la Argentina el secretario de Finanzas, Diego Bastourre; el subsecretario de Financiamiento, Ramiro Tossi y el subsecretario de Servicios Financieros, Mariano Sardi; mientas que el director por el Cono Sur ante el FMI, Sergio Chodos, permanecerá en Washington unos días más.
Quien
está en la Argentina es el comandante delegado por el presidente Alberto Fernández para conducir ese barco, el de arreglar el impagable endeudamiento heredado: Martín Guzmán, el ministro de Economía.
Justamente, Guzmán enfatizó hoy que
lo que "se está discutiendo con el FMI" es "resolver el problema con responsabilidad", lejos del "préstamo récord de 57.000 millones de dólares, de los cuales se desembolsaron 45.000 millones y no resultaron en nada que le implique a Argentina una mayor capacidad productiva". Fierrazo para Juntos por el Cambio y Macri.
"Que el FMI esté en Argentina es una circunstancia. Si me preguntan a mí o cualquier funcionario de nuestro gobierno si quisiéramos tener al FMI en Argentina, todos vamos a decir que no. No queremos que el FMI esté en Argentina", aseguró el ministro en una entrevista con eldiario.ar.
Otra cuestión discutida actualmente, más por medios que por economistas, es que los programas Extended Fund Facility que el Gobierno busca acordar con el Fondo han exigido históricamente reformas estructurales. Guzmán descartó de plano esa posibilidad e, incluso, dijo que ni siquiera "se están discutiendo".
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Se elige ese programa porque el período de repago es más largo. Sobre las así llamadas reformas estructurales, hoy no se está discutiendo. Ni siquiera se les está dando ese nombre. Argentina tiene problemas estructurales clarísimos. Tenemos una estructura productiva que es incapaz de generar inclusión en todos los sectores de nuestra estructura sociodemográfica, generar un crecimiento de la productividad que nos permita una economía con más dinamismo, con más valor agregado, generar un crecimiento de las exportaciones que nos permitan poder pagar las importaciones que el crecimiento sostenido requiere", respondió el ministro, hoy a cargo de la cuestión deuda no sólo desde lo económico sino desde el vínculo internacional también.
Ante la idea, promovida por algunos sectores del Frente de Todos, de que la diferencia con aquellos momentos en que el organismo de crédito impuso ajustes es que hay "un nuevo Fondo", Guzmán presentó la situación de una forma diferente -y más sana-, ubicando los méritos en el Gobierno y no en Washington.
"No hacemos hincapié en un nuevo Fondo, hacemos hincapié en que hay un nuevo gobierno", condensó con ingenio y mucho más pragmatismo Guzmán.
Luego explicó: "
Hoy conducimos nosotros y no vamos a hacer nada que se desvíe de defender los intereses del pueblo. Hay que actuar con responsabilidad, eso es lo que ha hecho el Presidente y lo que ha hecho también Kristalina Georgieva, que ha tenido una posición constructiva para negociaciones complejas que parten de la base de que tenemos que tener un acuerdo que no quisiéramos tener. Porque este gobierno no quiere que el Fondo Monetario esté en Argentina, pero está por lo que muchos consideramos que fue un préstamo político al gobierno anterior".
En este último punto, hay una abierta coincidencia con el mensaje escrito de los senadores del Frente de Todos -y Cristina- al Fonde, de unas semanas atrás. "La carta dice cosas que son todas ciertas, que hemos dicho muchas veces y consideramos que hay responsabilidad compartida. El Fondo Monetario, siempre que se termina un programa, hace una evaluación interna y eso es algo que tiene que hacer. Es sensato que la hagan".
LA INFLACIÓN, PRIORIDAD
Guzmán afirmó que el Gobierno se enfocará en el control de las variables que provocan inflación como desafío para 2021, a sabiendas de que todos los elementos del contexto serán de fuerte presión para la suba de precios en el final de este año y cuando ya se anticipa el impacto del descongelamiento de tarifas.
"Para el año que viene, la inflación va a ser la principal ocupación y se la va a atacar en forma integral. Uno es la política macroeconómica y es el rol que juega el Estado para gestionar el conflicto distributivo", sostuvo el funcionario.
El titular del Palacio de Hacienda, en el mismo sentido, evaluó que "va a haber presiones de ciertos sectores para recuperar márgenes de ganancias y el Estado tiene que tener un rol central poniendo a todos en la mesa para que eso no implique una espiralización" de la inflación.
¿SUBA DE TARIFAS? SÍ, PERO CONTROLADAS
El ministro defendió el nuevo esquema de tarifas que comienzan a descongelarse en el mismo sentido -acierto comunicacional, tal vez- que vienen haciéndolo sus pares -Mario Meoni, por ejemplo- y sostuvo que
"se está definiendo un nuevo cuadro que apunte a que haya tarifas razonables para los hogares y para las empresas, pero al mismo riempo que no cerezcan los subsidios".
"Hoy la prioridad es la creación de empleo y para eso hay que destinar recursos a la obra pública, vivienda, inversión en salud y educación", sintetizó Guzmán.
DÉFICIT, EMISIÓN Y DÓLARES
Según Guzmán, para el equilibrio estas tres cuestiones que van de la mano "el punto de partida es el Presupuesto, que va en el camino de la recuperación económica y la sostenibilidad fiscal, buscando ir poniendo las cuentas fiscales en orden, que es necesario".
"Hay que ir reduciendo el financiamiento que se le hace al Tesoro por parte del Banco Central y, para que haya estabilidad cambiaria, es necesario que las divisas que genera Argentina vía exportaciones tengan un correlato con la cantidad de pesos que se generan para financiar el déficit fiscal", explicó el ministro.
En ese sentido, clarificó que "cuando ese correlato no existe, hay presiones cambiarias y más inestabilidad en los precios, en los ingresos en términos reales, en la demanda y en la actividad económica", y que es necesario que "como sociedad" se "entienda eso".
"Hemos tenido mucho tiempo de déficit fiscales crónicos, no en momentos como el actual. Ahora hay que tener déficit fiscal, hay que impulsar a la economía, el gasto crece —sacando los gastos COVID— para que la economía tenga fuerza para recuperarse", resumió, pero anticipó: "Pero no siempre tiene que ser así porque sino terminamos o tomando más deuda o recurriendo al Banco Central imprimiendo pesos, y sabemos que parte de esos pesos, en la medida en que no se corrija el déficit, terminan yendo al dólar".