Después de que se barajaran otras opciones de dimensiones importantes, como el Congreso y los estadios de Boca y Argentinos Juniors,
finalmente se confirmó que los restos mortales de Diego Armando Maradona serán velados en la Casa Rosada, después de su fallecimiento por un paro cardíaco esta mañana.
Al conocerse la triste noticia, y en declaraciones a distintos medios de comunicación, el presidente
Alberto Fernández había afirmado que ponía a disposición de la familia todos los recursos necesarios para la despedida del exfutbolista, entre los que estaba contar con la sede gubernamental.
Desde las primeras horas de la tarde, pese a no existir aún confirmación oficial, en Casa Rosada comenzaron los preparativos para acondicionar los salones de la histórica sede del Gobierno Nacional, donde se hará el velatorio, probablemente mañana.
En ese sentido, los trabajadores de la sede del Gobierno ya desmontaron una estructura de pallets que sirven a las tareas de refacción que se desarrollan en buena parte de los salones desde hace varios meses.
TAL VEZ, LA DESPEDIDA MÁS MASIVA Y POPULAR DE LA HISTORIA
Aunque restan detalles sobre cómo será la organización para la despedida final a Diego Maradona en la Casa Rosada, Argentina encarará un velatorio de dimensiones históricas, posiblemente sólo comparable con las exequias de otras grandes figuras populares del país, de la política y de la cultura.
A pesar del dolor y la tristeza que provocaron esas muertes, los grandes actos de velatorio sirvieron para que cientos de miles de personas pudieran decirle adiós a figuras del deporte, de la cultura y de la política que habían sentido como propias y que se habían hecho querer. Algunos fueron también en la Casa Rosada.
En la lista se destacan políticos de la talla de
Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Eva Perón, Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner, pero también aparecen dos cantantes populares:
Carlos Gardel y Rodrigo Bueno. Justamente, el cordobés que cantaba cuarteto le cantó, tal vez, una de las letras y ritmos más conocidos en homenaje al Diez. Otro, el tanguero, fue uno de los ídolos de Maradona.
Cronológicamente hablando, el antecedente más lejano es el del ex presidente y caudillo radical que murió el 3 de julio de 1933. Cuentan las crónicas que el velatorio de "el Peludo" se extendió por tres días en su casa de la calle Sarmiento al 800 y que, al momento de trasladar el féretro al cementerio de La Recoleta, una multitud le arrebató el cajón a la guardia de los Granaderos para llevarlo "a pulso" hasta su morada final.
Gardel, por su parte, murió unos pocos años después en un accidente aéreo acontecido en Medellín, Colombia, pero el féretro tardó varios meses en llegar a Buenos Aires, con un insólito viaje en barco que primero se dirigió a Nueva York para luego enfilar hacia el Río de la Plata: ese derrotero no apagó el dolor argentino que lo despidió, entre silencios y tangos cantados a media voz en el Luna Park.
Eva Perón murió a los 33 años y la "Abanderada de los humildes" tuvo uno de los velatorios más grandes de la historia nacional, con una duración de más de dos semanas en la sede del Ministerio de Trabajo y Previsión, la actual Legislatura porteña. Desde allí, el féretro fue dirigido en procesión y en un absoluto silencio hasta el Congreso Nacional y luego hasta la sede de la CGT en la calle Azopardo, donde se había previsto un mausoleo que sería custodiado por trabajadores.
Su esposo, Juan Perón, falleció varios años más tarde, en 1974, después de haber asumido por tercera vez la Presidencia de la Nación.
En aquel julio, el recuerdo imborrable trae las interminables filas en el Congreso, la postal de un soldado llorando al líder y las palabras del radical Ricardo Balbín: "Este viejo adversario despide a un amigo".
Ya entrado el siglo XXI, otro cantante murió en su apogeo y el mismo día que Gardel: el 24 de junio del 2000 fallecía en un accidente automovilístico el cuartetero Rodrigo Bueno. El velatorio del "cordobés" se realizó durante varios días y bajo una lluvia torrencial en la municipalidad de Lanús, al sur del conurbano bonaerense, por donde desfilaron miles de fanáticos.
Raul Alfonsín murió el 31 de marzo de 2009 en su departamento de Buenos Aires y el primer presidente de la recuperación democrática tuvo como lugar de despedida el Congreso Nacional. Se calcula que en esas exequias desfilaron cerca de 90 mil personas durante varios días por el Palacio Legislativo.
Finalmente, la más cercana de estas ceremonias ocurrió hace poco más de 10 años, luego de que el 27 de octubre de 2010 muriera, en El Calafate, el expresidente Néstor Kirchner.
En esa ocasión no sólo fueron miles de ciudadanos de a pie los que esperaron durante horas en Plaza de Mayo para dar su último adiós al político santacruceño, sino que además participaron 8 presidentes latinoamericanos, dirigentes políticos, sociales y artistas.
Como consignó Télam, más allá de las dimensiones que tendrá el velatorio, la despedida de Maradona tiene dimensiones épicas que trascenderán lo que se desarrolle en una capilla ardiente: es y será llorado como a los grandes ídolos populares, también en la intimidad de las casas, sea en Villa Fiorito, en Nápoles, o en cualquier lugar del mundo.