El Gobierno Nacional reforzó los números que muestran que la economía argentina mantuvo en agosto los niveles de recuperación que registra desde mayo y, como consecuencia de esa mejora, la industria redujo en un 70% la demanda de ayuda del programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP).
Según el último informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), en el último mes se vio la caída en el uso de este auxilio oficial, a pesar de que la pandemia del coronavirus aún sigue golpeando en términos sanitarios.
"En la primera ronda, el Estado gastó casi 50.000 millones de pesos para el pago de salarios pero tanto en la cuarta como en la quinta ronda (en proceso de pago) las cifras de la asistencia son de alrededor de la mitad", informaron desde la entidad que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo.
El informe concluye que el ATP -que en sus primeras cuatro rondas benefició al menos una vez a 338.000 firmas del sector privado- registró una caída sistemática tanto en la cantidad de empresas inscriptas, como en la cantidad de empresas aprobadas y en el monto erogado en cada ronda.
En la primera ronda, el Estado gastó casi $50.000 millones para el pago de salarios pero tanto en la cuarta como en la quinta ronda (en proceso de pago) las cifras de la asistencia son de alrededor de la mitad.
Los sectores donde más se redujo el monto de la asistencia salarial vía ATP fueron la industria (- 70% entre la primera y la cuarta ronda) y el comercio (-62%), que pasaron de explicar alrededor del 50% del gasto en ATP en la primera ronda al 33% en la cuarta ronda.
Donde más se mantuvo la asistencia, en tanto, es en sectores como salud (en el cual si bien la facturación no fue tan afectada como en otros sectores, cuentan con el beneficio por su alta exposición al COVID-19, que es otro de los criterios para el acceso al programa), turismo, gastronomía, recreación y cultura.
RECUPERACIÓN ANTES DE LA POSPANDEMIA
Son varios los signos que, según entiende el Gobierno, exponen el avance positivo de los números: la actividad económica continúa expandiéndose y normalizándose y donde algunos sectores alcanzaron niveles similares a los prepandemia, como el industrial y algunos indicadores del área de la construcción.
La industria, medida con base en el consumo de energía que releva CAMMESA, aceleró su crecimiento (+4,9% intermensual desestacionalizado) y cerró agosto con valores cercanos a los previos a la pandemia: la estimación preliminar para el promedio de los 31 días comprendidos en agosto es de una caída interanual del 2,3%. Pero para el período comprendido entre el 10 de agosto y el 9 de septiembre, la baja se redujo al 0,6% interanual.
La producción automotriz creció 21,2% mensual en agosto. Además, los despachos de cemento treparon 6% mensual en agosto (2,2% desestacionalizado), y así alcanzó el mayor nivel del año.
Aun así, existen realidades sectoriales muy heterogéneas. Hay mejora en la producción y en las expectativas en rubros como muebles, heladeras, lavarropas, cocinas, termotanques, griferías, materiales para la construcción, electrónicos, hilados, tejidos de punto, maquinaria agrícola, motos y bicicletas. Por el contrario, ramas como confecciones o aquellos proveedores de la industria hidrocarburífera (como tubos sin costura o bienes de capital para el sector) persisten en niveles reducidos de actividad.
En referencia al consumo de los argentinos, se registraron profundos cambios en los hábitos de la población como efecto de la pandemia: los alimentos para consumo al interior del hogar, comunicaciones, salud, alquileres, expensas, servicios de la vivienda, artículos de limpieza, alimentos para mascotas o electrónica aumentaron su participación porcentual en el total de los gastos de una familia; mientras que otros -como turismo, transporte o gastronomía- se redujeron sensiblemente o directamente desaparecieron.
El consumo de alimentos al interior del hogar, que antes de la pandemia explicaban el 25,3% los gastos de los hogares argentinos alcanzaron el 37,6% en abril y 33,1% en julio. También ganaron participación relativa en la estructura de consumos de los hogares los rubros como comunicaciones, salud, alquileres, expensas, servicios de la vivienda, artículos de limpieza, alimentos para mascotas, electrónica y seguros.
A la inversa, sectores como hoteles y restaurantes pasaron de explicar el 6,4% de los gastos de los hogares a apenas un 1,7%. Por su parte, el transporte público pasó de dar cuenta del 3,6% del gasto de los hogares a apenas un 1,2%, en tanto que los gastos de mantenimiento del transporte privado (combustibles y reparaciones) retrajeron su participación en los gastos de las familias en 1,6 puntos porcentuales
Finalmente, se halló un denominador común en los rubros de consumo que más se reactivaron: la gran mayoría de ellos tienen que ver con la vida dentro del hogar o con los desafíos de movilidad que implica la pandemia.