Mientras parte del macrismo -los dirigentes que no gobiernan y lidera el propio Mauricio Macri- insisten en la operación acerca de un supuesto "plan para liberar presos" con "la excusa del coronavirus" a pesar de que los poderes ejecutivos Nacional y Provincial lo negaron,
la Iglesia Católica ofreció lugares para recibir a las personas que enviadas a prisión domiciliaria siempre que corresponda judicialmente.
Según le dijo a La Nación el obispo
Juan Carlos Ares, titular de la Pastoral Carcelaria del Episcopado, la Iglesia ofreció a participar de un espacio de diálogo para resolver la crisis planteada en torno de la pandemia del coronavirus en las cárceles y la polémica que generó la liberación de detenidos bajo ciertas condiciones, que aún lejos está de ser masiva o sistemática.
"Por más que esté preso, una persona no pierde la dignidad", aclaró el monseñor, cosa que parece una verdad sumamente conocida pero se aleja de los argumentos de los sectores más reaccionarios de Cambiemos. Ares es también obispo auxiliar de Buenos Aires y por su trabajo pastoral visita con frecuencia la cárcel de Villa Devoto, entre otras unidades penales. Las reuniones del Gobierno con las autoridades del penal y los presos se realizan en la capilla de la cárcel, pero la Iglesia no interviene ni participa de las negociaciones.
Según advirtió, no solalmente la Justicia debe dar respuestas. "Hay mucha presión sobre el Poder Judicial", sostuvo, y enfatizó que es necesario que "también actúen el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, con medidas extraordinarias", señaló.
No arriesgó a reclamar medidas concretas, pero distinguió entre
"los presos por delitos contra la integridad, como una violación, y los detenidos por causas con condenas menores o que efectivamente presentan enfermedades de riesgo frente al coronavirus". No se refirió a casos de corrupción ni de delitos de lesa humanidad.
La posición del obispo Ares y el ofrecimiento de la Iglesia para albergar detenidos y prevenir el hacinamiento resumen una mirada comprensiva de las condiciones de los presos, en sintonía con los gestos y pronunciamientos del papa Francisco.
Ares contó que en diciembre pasado hubo una reunión con el ministro de Justicia bonaerense, Julio Alak, en una instancia de diálogo, como parte de las mesas provinciales que el Episcopado promueve desde 2014 en distintas diócesis del país, con representantes de los gobiernos, los juzgados y los ámbitos educativos y del área del trabajo. Esas mesas nunca se convocaron a nivel nacional.
"Se hicieron esfuerzos, pero en la provincia de Buenos Aires la cantidad de presos se duplicó", reveló el obispo, al confirmar que en las viejas cárceles, como las de Olmos y Sierra Chica, la capacidad está desbordada. Es que
durante la última administración, a cargo de María Eugenia Vidal, la cantidad de detenciones sin condena se incrementó exponencialmente.
"La pandemia nos agarró con todas las deficiencias, no solo sanitarias, sino también carcelarias", explicó monseñor Ares, de 56 años y a quien Francisco designó obispo auxiliar de Buenos Aires en noviembre de 2014.