En el marco de una Pascua inédita por la pandemia del coronavirus que azota a todo el mundo, el Papa Francisco hizo dos pedidos a los líderes y gobernantes de todo el planeta, vinculados a la necesidad de ayudar a los países y personas más pobres y que más asistencia necesitan: insistió con que se requiere la condonación de las deudas externas y reclamó "un salario universal" para los más pobres.
El Pontífice afirmó que "este no es el tiempo del egoísmo" y en relación a los más necesitados pidió que
"se reduzca o incluso se condone la deuda que pesa en los presupuestos de los países más pobres".
En ese contexto, exhortó a que
"se relajen además las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada". El jefe del Estado Vaticano realizó este pedido durante la tradicional misa del Domingo de Resurrección en una Basílica de San Pedro vacía.
Por eso, con el ojo en los Estados Unidos, pidió que se "relajen" las sanciones internacionales de los países afectados, "que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada a las grandes necesidades del momento".
"Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar", agregó Francisco, cuestionando el "egoísmo, indiferencia y la división" ante un mundo "abrumado por la pandemia" y le pidió a Europa que deje a un lado las "rivalidades y encuentre soluciones innovadoras".
"Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero. Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras", señaló tras la bendición ‘Urbi et Orbi’, a la ciudad y al mundo.
Por otra parte,
Francisco destacó el trabajo de las organizaciones sociales en medio de la emergencia por el coronavirus y propuso un "salario universal" para los trabajadores de la economía popular.
A través de una carta dirigida a "los movimientos y organizaciones populares", a quienes comparó con un "ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras", Francisco propuso "pensar un salario universal" para los trabajadores de la economía popular que luchan por 'tierra, techo y trabajo'".
Al tiempo que convocó a los movimientos populares a reflexionar "el después" de la pandemia de coronavirus y encarar un proyecto "centrado en el protagonismo de los pueblos".
El texto fue enviado a los movimientos populares de todo el mundo, donde el pontífice saluda la tarea de los trabajadores de la economía popular y recuerda los tres encuentros que ha tenido con los representantes de los movimientos populares en 2014, 2015 y 2016, a los que viajaron algunos dirigentes de Argentina como Juan Grabois.
"Muchos de ustedes viven el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los proteja", lamentó Francisco en la misiva fechada este domingo. En esa línea, se preocupó por los trabajadores de la economía informal como "los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado".
"Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento ... y las cuarentenas se les hacen insoportables", les dijo.
Por eso, Francisco planteó que"tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos".
"Ustedes no son unos improvisados, tiene la cultura, la metodología pero principalmente la sabiduría que se amasa con la levadura de sentir el dolor del otro como propio", destacó. Y agregó: "Quiero que pensemos en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos, centrado en el protagonismo de los pueblos en toda su diversidad y el acceso universal a esas tres T que ustedes defienden: tierra, techo y trabajo", convocó Francisco, que ya instituyó en el Vaticano un grupo dedicado a pensar el día después de la pandemia.
En la carta, Francisco aseguró que espera "que los gobiernos comprendan que los paradigmas tecnocráticos (sean estadocéntricos, sean mercadocéntricos) no son suficientes para abordar esta crisis ni los otros grandes problemas de la humanidad".