Tras la difusión de una publicación similar acerca del Ministerio de Seguridad por parte de
Patricia Bullrich, ahora
se conoció un polémico y costoso libro de gestión de ARSAT, la empresa fundada en 2006 y reconocida por sus satélites, acerca de los últimos años de Cambiemos en el Gobierno: sorprendentemente la administración PRO de la firma festeja políticas del kirchnerismo que desfinanció el macrismo.
El último presidente y CEO de ARSAT,
Raúl Martínez -quien aún sigue en su cargo a la espera de nuevas autoridades- lanzó en estos días un
libro de tapa dura y 240 páginas en papel ilustración como balance de su gestión al frente de la compañía estatal. “Una gestión de cambio”, es el título de la costosa publicación que pagaron todos los argentinos a través de recursos públicos y que contrasta con la crisis que viene atravesando el país.
El material fue dado a conocer a través de una nota de Página 12, donde revelaron que la idea inicial había sido lanzarlo como parte de la propaganda de la campaña electoral, pero que algunas demoras llevaron a que sea publicado ahora, cuando la derrota de
Mauricio Macri ya está consumada.
Imagen del libro de ARSAT (P12)
El texto no refiere a lo ocurrido en la empresa durante la totalidad de la gestión macrista. Según se aclara en la tapa, cubre de marzo de 2018, cuando Martínez asumió en reemplazo de
Rodrigo De Loredo, hasta el final del gobierno de Cambiemo.
¿Qué hay al abrir el libro?
Lo primero que aparece es una foto a doble página de la estación terrena que ARSAT tiene en Benavidez y otra de Macri con la banda y el bastón presidencial. Luego se detalla el staff de la empresa y se incluye una foto a página completa de los principales directivos en pose de equipo de fútbol, con Martínez abajo en el centro.
“Este libro se escribió para dejar un testimonio del trabajo que realizamos en Arsat de forma diaria. Para tal fin se presentan descripciones, narraciones y situaciones de los más importantes servicios que la labor de nuestros empleados permite ofrecer”, dice el autoresumen de gestión.
El texto tiene siete capítulos, pero antes incluye una breve narración donde se detalla el día que los técnicos de la compañía viajaron a Antofagasta de la Sierra, un poblado catamarqueño ubicado a 3323 metros sobre el nivel del mar y rodeado por montañas de más de 6 mil metros de altura, donde instalaron internet satelital domiciliaria.
“Antes de retirarse para encarar un nuevo proyecto, nuestro equipo se lleva una imagen cinematográfica. Entre saludos y abrazos, un referente de la comunidad se aleja unos pasos y posando la vista en las montañas los despide con una declaración que suena a slogan, pero está cargada de realidad: `Donde todo termina…Arsat empieza`”, rematan.
Sin embargo, la mayor particularidad revelada por P12 es que la mayor parte de las políticas públicas destacads en el documento fueron originadas durante el kirchnerismo y, paradójicamente, el macrismo las liquidó quitándoles financiamiento.
SATÉLITES, FIBRA ÓPTICA Y TDT: TE LA DEBO
El principal activo de ARSAT a partir de su creación en 2006 fue la política satelital. Los
Arsat-1 y Arsat-2 adquirieron fama y prestigios a nivel internacional: construidos con recursos del Tesoro Nacional por el kirchnerismo y el plan explicitado en la
ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, aprobada en noviembre de 2015 que contemplaba que la empresa avanzara con la fabricación de otros ocho satélites geoestacionarios con recursos provenientes de la propia explotación de los servicios satelitales ya en marcha y créditos tomados por la compañía.
El primero de esos nuevos satélites iba a ser el Arsat-3, pero en marzo de 2016 el macrismo lo liquidó: el entonces presidente de la firma, De Loredo, anunció la suspensión de su construcción. Argumentaron que iban a asociarse con inversores privados, pero no ocurrió.
Tapa del libro de ARSAT (P12)
En el capítulo del libro referido a los satélites geoestacionarios no hablan de la ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, todavía vigente, como si no existiera. Tampoco hay mención al proyecto de construcción del Arsat-3 pese a que, según dijo el propio gobierno de Macri, no fue cancelado sino suspendido.
¿Qué festejan como propio Martínez? Haber comercializado parte de la capacidad disponible del Arsat-2, aunque eso no fue mérito de Martínez sino de De Loredo. Según explican, con la comercialización de parte de la capacidad disponible del satélite “Arsat demuestra que no requiere de aportes a través de los impuestos que pagan todos los argentinos para funcionar".
La mención sorprende porque lo que está haciendo actualmente la empresa es gestionar los dos satélites geoestacionarios lanzados durante el kirchnerismo, pero
cuando su vida útil concluya, estimada en 15 años para cada uno, no habrá ningún otro satélite nacional con los que puedan ser reemplazados porque los abundantes recursos que actualmente generan Arsat-1 y Arsat-2 no se están destinando a construir nuevos satélites que permitan garantizar la sustentabilidad de la empresa.
No se sabe qué hizo ARSAT con la plata surgida de esa comercialización de los servicios satelitales, porque el libro de Martínez incluye muchas fotografías a color pero nada de datos sobre el balance contable de la empresa.
Tampoco tuvieron éxito en fibra óptica y Televisión Digital Terrestre. Cuando el macrismo se hizo cargo de ARSAT, dejó sin recursos a la empresa al decidir dejar de girarle fondos del Tesoro Nacional. Esa decisión impactó de lleno en los programas de expansión de la Red Federal de Fibra Óptica y de la TDT.
Los fondos públicos para continuar con la expansión de la red de fibra se reemplazaron supuestamente por recursos provenientes del Fondo Fiduciario del Servicio Universal, al que las telefónicas destinan el 1% de sus ingresos. También se especula con que parte del dinero generado por los satélites haya ido a parar a ese programa. Difícil saberlo si firma imprime libros de fotos pero no difunde la información importante.
En el caso de la TDT, en cambio, el gobierno se limitó a administrar la red de estaciones existentes, pero el crecimiento de la misma se desaceleró de manera notable. Pese a ello, el desfinanciamiento estatal es presentado en el libro como un dato positivo. “Parte del desafío y el foco de Arsat es mostrar de diversas maneras que una empresa del Estado puede ser autosustentable sin necesidad de requerir aportes permanentes del Tesoro Nacional, pudiendo competir con empresas privadas y estando a la altura de las circunstancias en un mundo cada vez más interconectado y dependientes de las telecomunicaciones e Internet”, dice el documento.