En 2015, cuando la expresidenta
Cristina Fernández de Kirchner concluyó su segundo mandato, había en todo el territorio de la Argentina unos 120 mil kioscos, pero ni los kioscos se salvaron de la catástrofe económica de la administración Cambiemos:
es que desde que gobierna Mauricio Macri, cerraron 28 mil unidades de estos comercios, es decir la cuarta parte de ese total, y, de continuar la misma tendencia, podrían bajar sus persianas 10 mil más en los próximos seis meses.
Según datos de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) que publicó BAE, la gran mayoría de los kioscos que bajaron sus persianas se encuentran en las principales arterias de los centros urbanos mas importantes del país, como la
Ciudad de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires, Catamarca, La Rioja, Mendoza y Córdoba.
En ese contexto de crisis, el presidente UKRA,
Néstor Adrián Palacios, auguró en diálogo con el mismo medio que
"si sigue la misma política económica, en los próximos seis meses cerrarán 5.000 kioscos en la Ciudad y 5.000 en la provincia de Buenos Aires".
El corolario de estos datos indica que, si cada kiosco tenía un empleado,
como mínimo se perdieron 28.000 puestos de trabajo en los últimos tres años. Más allá de que evidentemente ningún kiosco podría abrir sus puertas 7 días a la semana con solamente un trabajador contratado. Si podrían bajar sus persianas 10 mil comercios más de este ramo, quiere decir que
podrían perderse 10.000 puestos más, sólo contando hasta fin de junio.
"Un alquiler de un local chico ubicado en una avenida principal va de los $30.000 y los $55.000. Si a eso se le suma las altas tarifas de luz y servicios, los impuestos y la fuerte caída del consumo interno, es imposible seguir", precisó el titular del organismo de aglomera a los kioscos para dar cuenta de las razones de esta situación crítica.
Palacios explicó que
"todos los productos de primeras marcas cayeron", y en ese sentido ejemplificó que
"las gaseosas y aguas saborizadas de primeras marcas perdieron entre un 35% y un 50% de compradores" porque "la gente busca ahorrar y elige segundas marcas, que también son muy buenas y no gastan tanto en publicidad".
Por eso, agregó que los propios propietarios de estos comercios buscan cada vez más segundas marcas para no perder la venta y para mantener un margen de ganancia que en muchos casos, las primeras marcas no les dejan. "Por ejemplo los caramelos de Arcor casi no se venden porque son caros, los kiosqueros preferimos otras marcas que se venden bien y nos dejan una mayor rentabilidad", puntualizó.
"Los vinos de tres cuartos y los que vienen en cajita bajaron las ventas entre un 30% y un 45%. Directamente, los que superan los $70 en botella, ni se venden. La cerveza que tiene un precio más popular, se sigue vendiendo y reemplaza cada vez más al vino", sentenció Palacios para graficar el caso de las bebidas alcohólicas.
¿Las golosinas? "Los alfajores y las galletitas bajaron las ventas un 25%, la gente opta por segundas y terceras marcas. En el caso de las golosinas y chupetines, no hay tantas segundas marcas, pero igual las ventas cayeron un 25%. Desde 2016, la caída es constante".
Finalmente, en el caso de los cigarrillos, si bien se mantiene la misma proporción que otros años, la gente busca cada vez segundas marcas o terceras, casi desconocidas. Un dato curioso es que "cada vez más ofrecemos alimentos de primera necesidad como fideos o arroz, para compensar".