A pocos días de que Neuquén decidiera aplicar el voto electrónico con MSA, una empresa denunciada por usar un sistema vulnerable que trabajó para las administraciones porteña, chaqueña y salteña, y mientras el Gobierno mantiene a la espera su iniciativa para avanzar en ese camino a nivel nacional,
un informe científico en EEUU le dio un duro revés a la mirada del macrismo al pedir eliminar todas las máquinas de ese tipo de tecnología en ese país y expresarse en favor de la vuelta del papel y el recuento manual.
Se trata de un estudio de las Academias Nacionales de Ciencias, de Ingeniería y de Medicina de los Estados Unidos titulado
"Securing the Vote: Protecting American Democracy", difundido en un
comunicado de prensa del que dio cuenta el sitio Nexciencia.
En el paper científico defienden que
la forma más segura de hacer una elección es mediante el sistema de voto en papel y con recuento manual. Incluso,
recomiendan que “tan pronto como sea posible” se eliminen las máquinas de votación que no permiten la auditoría manual de los sufragios y hasta
exhortan a implementar el sistema por papel para las próximas elecciónes presidenciales estadounidenses.
Los académicos de ese país sostienen que
ninguna tecnología electrónica actual es capaz de garantizar el secreto del voto ni tampoco la verificabilidad del resultado de la elección. El informe considera suficientemente seguro utilizar escáneres ópticos para el recuento de votos, aunque advierte que ese recuento debe ser auditado mediante el examen manual de un conjunto de votos estadísticamente relevante.
“Esto dista mucho de la auditoría actual que se hace en Argentina donde sólo se reabre una urna para verificar el resultado informado en casos absolutamente extremos y con una denuncia previa, lo cual no tiene nada de relevancia estadística”, explicó
Sebastián Uchitel, investigador en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Computación (UBA-CONICET).
Es que las recomendaciones y advertencias que los científicos estadounidenses incluyeron en su informe coinciden con las conclusiones sobre el voto electrónico que hicieron expertos argentinos en informática pertenecientes a distintas universidades nacionales e institutos del CONICET a finales de 2016, cuando Cambiemos, con
Mauricio Macri a la cabeza, inició su búsqueda de aprobar una norma de esa índole en la Argentina.
En aquella oportunidad, el Senado debatió la media sanción que la Cámara de Diputados había dado a una ley que promovía el voto electrónico, pero un grupo de especialistas argentinos hicieron una demostración que puso en evidencia cuán sencillo era vulnerar el secreto del sufragio con un sistema electrónico. Tras ese traspié, el oficialismo tuvo que recalcular.
Luego, en febrero de este año durante la previa al discurso de Macri en lo que fue su tercera apertura del período legislativo, desde el Gobierno hicieron trascender que tenían en carpeta una serie de proyectos a futuro que, además, formaron parte de lo que luego dijo el Presidente ante el Congreso Nacional.
En ese contexto, lo que Cambiemos tiene aún en mente con el ministro del Interior,
Rogelio Frigerio, y el secretario de Asuntos Políticos,
Adrián Pérez, tiene que ver con de dónde sale la plata que bancan las campañas políticas -tras el escándalo por los aportantes truchos de
María Eugenia Vidal en territorio bonaerense- y la implementación del polémico sistema de voto electrónico, al menos en el formato de boleta única.