Tras la realización de la primera audiencia pública por la suba del precio del gas,
Javier Iguacel, el otrora ministerio de Energía devenido en secretario, informó que en relación con las presentaciones realizadas por las distribuidoras del fluido
el tarifazo final a partir de octubre "no superaría el 30%, por debajo de lo que se espera sea el alza del IPC de 2018". Sin embargo,
una eventual pata de apoyo hoy se desmarcó y le exigió frenar los aumentos por tiempo indeterminado.
Tras los aumentos acumulados de más de 1.000% desde que comenzaron a actualizarse las tarifas en 2016 y en un contexto de recesión, pérdida del salario real y caída de rentabilidad empresaria y del empleo,
la Unión Industrial Argentina (UIA) mostró una profunda oposición a que continúen las subas al gas.
"Estamos pidiendo la suspensión de los aumentos. Proponemos que se postergue hasta que se recomponga la ecuación de las empresas porque en esta coyuntura una suba de tarifas te deja fuera de competencia", afirmó el Ingeniero
Alberto Calsiano, responsable del Departamento de Energía de la Unión Industrial Argentina (UIA), al portal La Política Online.
Esta exigencia de la UIA a contramano de Iguacel, curiosamente, encuentra asidero en lo que el propio jefe de este último, el ministro de Producción
Dante Sica, sostuvo en la última conferencia de la entidad fabril, cuando destacó que en la actualidad lo que más preocupa a las empresas para tener una mayor productividad "no son salarios más bajos, sino energía barata".
"Si la producción se me reduce a la mitad y me aumentan las tarifas, ¿cómo hago para sostener a mis empleados? La clave está en que tenemos que crecer y las tarifas juegan un rol muy importante. No hay industria sin energía", explicó Calsiano acerca de su última intervención en las audiencias.
En éstas, el hombre de la UIA explicó cómo el sendero creciente de precios energéticos impacta mucho más en un año recesivo como el actual, donde la actividad industrial ha registrado contracciones inéditas. La novedad de la exposición de Calsiano radicó en que por primera vez un expositor vinculó la generación de empleo industrial con el precio de la energía que esa industria demanda.
Si bien las grandes firmas industriales están atravesando una situación de gran fragilidad, el empresario precisó que el cuadro tarifario de mayor vulnerabilidad es el de las empresas Pymes consumidoras intesivas de gas, que a su vez se vieron afectadas por un mercado interno cada vez más chico y una fuerte suba de costos, producto de la devaluación.
"Tenían facturas de $40.000 y ahora le vinieron hasta por $450.000", sentenció como ejemplo.