Tras los
despidos, recortes y subejecuciones denunciados a fines de 2016 en el Ministerio de Educación y Deportes, el nuevo año marca el comienzo de una segunda y drástica etapa.
Autoridades de la cartera que conduce Esteban Bullrich oficializaron los últimos días de la semana pasada que dejarán de existir las direcciones de nivel y de modalidades, columna vertebral del sistema educativo argentino según la Ley Nacional de Educación.
Según fuentes consultadas en el Ministerio de Bullrich,
el secretario de Gestión Educativa de la Nación, Max Gulmanelli, ya se reunió con directores de las áreas afectadas para anunciar el cese de sus funciones. Algunos serán despedidos y otros, reubicados. Los cambios afectan incluso a cargos designados por el oficialismo y que responden al PRO. En el nuevo esquema organizativo, aún no consolidado y atravesado por fuertes internas, Gulmanelli quedaría a cargo de las áreas territoriales y Mercedes Miguel, Secretaria de Calidad Educativa, de las áreas de contenido.
En concreto, la disolución de la Dirección Nacional de Gestión Educativa implica la desintegración de los Niveles y Modalidades Educativas, que estructuran el sistema en Educación Inicial, Primaria, Secundaria, de Jóvenes y Adultos, con las modalidades de Educación Especial, Rural, en Contextos de Encierro, Intercultural Bilingüe, Hospitalaria y Artística.
“A nivel estructural, el nuevo paso es un paso más en algo que se fue demarcando en el último año:
desdibujar responsabilidades del Estado nacional, girar fondos a las provincias y que cada una decida qué línea fortalecer y cuál no”, explicaron desde el interior del Ministerio, lo cual fomenta las desigualdades.
La provincialización a nivel de la gestión de contenidos tiene su contraparte a nivel paritario, con la no convocatoria a una instancia nacional y el retorno a las discusiones por provincia.
“Estas políticas actuales del Ministerio apuntan a desarticular la educación pública y dejar sin aplicar la Ley Nacional de 2006. No son medidas ingenuas. Avanzan sobre la privatización de la educación y su mercantilización”, advirtió Patricia Redondo, profesora de la Universidad Nacional de La Plata, investigadora de FLACSO y ex directora de Educación Inicial de la Provincia de Buenos Aires, en diálogo con
Política Argentina.
“En el caso de las direcciones de nivel, apuntan al corazón del sistema educativo. Son como las cabezas que permiten articular todo el sistema y fortalecer el carácter federal”, enfatizó. Y agregó: “El caso más claro es el nivel inicial. Hace 12 años había unas 13 direcciones en todo el país. Ahora prácticamente todas las provincias tienen direcciones independientes de nivel inicial, con directores y directoras que se preocupan porque en sus jurisdicciones existan jardines de infantes, que los niños accedan a salas de tres y cuatro años. Esto favorece la institucionalidad del nivel. Pero, al desaparecer la dirección nacional, desaparece quien tendría la responsabilidad de aplicar la ley. Son medidas que producen un golpe al corazón del sistema educativo”.
La drástica reestructuración al interior de la cartera de Bullrich ocurre cuando todavía permanece vigente el reclamo por la reincorporación de 200 despedidos, producto del feroz recorte de fines del año pasado, con el vaciamiento de programas de formación docente y de áreas auxiliares, que derivó en la
toma del Ministerio y en
movilizaciones y medidas de fuerza que fueron reprimidas.