Macri no está exento de la problemática del fútbol ya que su popularidad la comenzó a construir como presidente del Club Boca Juniors. La idea del Gobierno es ajustar los números del FPT para que los clubes reduzcan sus enormes deudas, en especial los que le deben grandes sumas a la AFA,
pero esto ya ha desatado una batalla con los clubes que menos tienen.
Con respecto a este punto, desde AFA avisaron que no se modificó el régimen de distribución sino que solamente se le aplicó el 30 por ciento de aumento sobre los mismos porcentajes de lo que se venía cobrando. "Entendemos las necesidades y el pedido pero recién podremos rever este tema en junio con el nuevo contrato. La posición más urgente es la del ascenso, y fundamentalmente la de la B Nacional", señalaron a este portal desde la calle Viamonte.
Según se ha dejado entrever por distintas fuentes que estuvieron en la última reunión de AFA, Daniel Angelici, uno de los principales operadores políticos del Presidente de la Nación Mauricio Macri ha llevado la idea de la Casa Rosada a los clubes de fútbol: Las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
En aquella reunión,
como en el encuentro de la mesa chica entre Marín, Angelici y Lammens, se hizo presente el presidente de la Liga Profesional de Fútbol de España (LPF), Javier Tebas, quien explicó como funciona el sistema de dinero que ingresa en las arcas de la LPF y cómo se distribuye entre los clubes.
El modelo SAD ha servido para terminar con los clubes como asociaciones civiles para que comiencen a funcionar como empresas que "no generan perdidas".
Mauricio Macri intentó llevar adelante este modelo cuando era presidente de Boca Juniors en la decada del 90, por su parte Marín fue presidente de Blanquiceleste S.A, empresa que gerenció a Racing Club luego de la quiebra. Tebas además explicitó los beneficios que traería este modelo para la venta de los derechos de televisación al resto del mundo. Lo que es cierto, pero vale destacar que sólo estarían siendo beneficiados los dos clubes más poderosos, tal como sucede en el fútbol español.
El fracaso de las SAD en España
En 1990 se aprobó la Ley del Deporte que creó la figura de las SAD como variante a las asociaciones civiles tradicionales. La idea era dotar de un mayor control y transparencia a las estructuras del fútbol profesional, la Ley establecía una especie de castigo o sanción a los Clubes “endeudados”, obligándoles a adoptar la forma jurídica de SAD, que teóricamente garantizaba un mejor y más claro funcionamiento futuro, mientras permitía que las entidades “saneadas” pudieran seguir compitiendo bajo la forma jurídica asociativa de los Clubes Deportivos.
El desarrollo posterior de los acontecimientos demostró que la voluntad política real era crear un marco jurídico aparentemente impecable que escondía una intención no manifestada: que determinados clubes muy poderosos e influyentes no tuviesen que convertirse nunca en SAD.
Los clubes que se convirtieron en SAD están casi todos en la ruina, demostrando la escasa utilidad de una norma perversa aparentemente trufada de buenas intenciones. Y los que no lo hicieron no están en mejor situación, o si lo están, es porque un vergonzoso reparto de los derechos televisivos y una larga serie de recalificaciones, subvenciones, ayudas públicas, aplazamientos tributarios y laborales y otras prebendas inalcanzables para las empresas normales y corrientes, todas ellas fundamentadas en el enorme poder social y mediático –y por lo tanto político- de algunos clubes españoles.
Pero el fracaso de la normativa española no debe reducirse sólo a la distinción entre SAD y Clubes Deportivos, examinando su distinta situación y régimen jurídico y económico. También dentro las entidades que se convirtieron en SAD encontramos problemas importantes causados por las disfunciones que crea la aplicación de la propia Ley. El artículo 3 del Real Decreto 1.251/1999, que regula el capital mínimo que deben tener las SAD, establece un baremo entre los gastos de todos los equipos de la misma competición, lo que obliga al equipo ampliar inmediatamente su capital social. Si una SAD no se adecúa a esto puede ser inmediatamente descalificados de las competiciones de fútbol profesional.
En definitiva, las SAD han fracasado rotundamente en España como instrumento de control de una buena gestión deportiva y también social. El ejemplo es el Racing de Santander que quedó en manos de propietarios que se desconocía su procedencia y terminó al borde de la desaparición. Hoy el equipo histórico de la Primera División se encuentra naufragando por el ascenso.
El Gobierno ya trabaja con varios clubes para presentar este modelo, en donde quien no sea sustentable terminará en manos de capitales privados. Tristemente, el fútbol argentino parece que ya no será de los socios. Será de los empresarios.