El periodista y editorialista de La Nación, Joaquín Morales Solá, pidió por una reorganización de las fuerzas de seguridad después de la fallida captura de los tres prófugos y calificó al hecho como "una crisis política", aunque sostuvo que "la detención de ese Lanatta no deja de ser una buena noticia para el gobierno de Macri".
"¿Estuvieron presos y salieron o todo fue una enorme confusión? La respuesta varía según el interlocutor, ya sea el gobierno nacional o santafecino", explicó Morales Solá.
Además, aseguró que
"Aníbal Fernández recibió un pésimo regalo el día en que cumplía 59 años", ya que "volvió a prisión el prófugo que es también testigo de cargo en la causa que investiga su vinculación con el tráfico de efedrina".
"La herencia que recibió Mauricio Macri no se limita a la economía desquiciada y a los ñoquis kirchneristas que viven del dinero público", aseguró Morales Solá, y sostuvo que
"hay una manifiesta decrepitud del Estado", que puede advertirse
"con sólo darle una función a las fuerzas de seguridad".
"En el Ministerio de Seguridad nacional comenzó a especularse con la posibilidad de una complicidad entre los prófugos y la policía santafecina", agregó el periodista, quien añadió que un colaborador de la ministra Patricia Bullrich le había afirmado que
"esto es tierra arrasada, todo es desconfianza y precariedad". Según comenta el editorialista, no sólo Bullrich tuvo la información de que los tres prófugos habían sido capturados, sino que también manejaba la misma información el servicio de inteligencia oficial.
"Una pregunta que cualquier argentino se hacía es si un gobierno decidido a combatir el delito contaría con fuerzas de seguridad preparadas y eficientes. La excursión delictiva de los hermanos Martín y Cristián Lanatta y de Schillaci la respondió: no", escribió Morales Solá
"Hagan lo que sea necesario, pero sería mucho mejor capturarlos con vida", fue la indicación que les dio Macri a María Eugenia Vidal y a Patricia Bullrich, según el periodista, quien además consideró que
"el Gobierno deberá programar una reorganización de todas las fuerzas de seguridad si quiere combatir el narcotráfico", ya que
"es más fácil que vaya preso un policía por usar su arma reglamentaria a que lo haga un delincuente sorprendido cuando consuma el delito".
