El escándalo desatado por Viviana Canosa sacudió la escena mediática y política. En medio de una denuncia por presunto abuso sexual, la conductora apuntó directamente contra el empresario y productor Adrián Suar, y denunció complicidades en el mundo del espectáculo. La polémica escaló aún más cuando el presidente Javier Milei decidió involucrarse y respaldarla públicamente, abriendo una nueva línea de fuego contra el “círculo rojo” del entretenimiento.
“Lo de Canosa es grave y nadie investiga nada. Es un símbolo de cómo funcionan los medios en la Argentina”, disparó Milei en su cuenta de X. Pero no se quedó ahí. En su mensaje, hizo referencia directa a Suar, a quien acusó de utilizar su poder para silenciar denuncias, mientras aprovechaba para arremeter también contra otros periodistas y figuras públicas a las que calificó de “encubridores”.
La intervención presidencial no pasó desapercibida. Sectores del progresismo y el feminismo manifestaron preocupación ante la apropiación política de una denuncia de este tenor. “Estamos ante una manipulación peligrosa que puede dañar seriamente la credibilidad de las víctimas y de los canales institucionales para investigar estos casos”, sostuvo una legisladora del Frente de Todos. Desde el Gobierno, sin embargo, no hubo rectificaciones: el vocero Adorni redobló la apuesta y sugirió que “muchos en el mundo del espectáculo van a tener que dar explicaciones”.