02.03.2025 / China

China: Las Dos Sesiones 2025 y el modelo que desafía a Occidente

El gigante asiático vive uno de los eventos políticos más importantes del año en el que la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino se reunirán para discutir y aprobar las políticas que marcarán el rumbo del país.

por Pablo Coppari





Las Dos Sesiones de China, conocidas como "Lianghui", es uno de los eventos políticos más importantes del año para el gigante asiático. Cada marzo, la Asamblea Popular Nacional (APN) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) se reúnen para discutir y aprobar políticas que marcarán el rumbo del país.

En 2025, este evento no solo será clave para China, sino que también captará la atención del mundo. ¿Por qué? Porque detrás de estas sesiones hay un sistema político que Beijing define como una "democracia socialista", un modelo que desafía las concepciones occidentales de gobernanza y que, según China, es la clave de su estabilidad y crecimiento. 

Para entender la relevancia de las Dos Sesiones, primero hay que adentrarse en qué son y cómo funcionan. La APN es el máximo órgano legislativo de China, mientras que la CCPPCh actúa como un cuerpo consultivo que reúne a representantes de diversos sectores: desde empresarios y académicos hasta artistas y líderes religiosos. Juntos, discuten temas que van desde la economía y la tecnología hasta la política social y las relaciones internacionales. Aunque el Partido Comunista Chino (PCCh) mantiene un papel central, el proceso incluye consultas y debates que buscan reflejar las necesidades de la población. 

Pero lo que realmente llama la atención es el concepto de "democracia circular" que China promueve. Este sistema, según China, prioriza la estabilidad, el consenso y la eficiencia en la toma de decisiones. A diferencia de las democracias liberales, donde las elecciones multipartidistas son la norma, en China el PCCh actúa como el núcleo del sistema, pero incorpora mecanismos de consulta y retroalimentación. Es un modelo que busca evitar la polarización y garantizar que las políticas sean implementadas de manera eficiente y sin conflictos internos. Para China, esto no es solo una cuestión de gobernanza, sino de supervivencia. En un país de más de 1.400 millones de habitantes, la estabilidad es prioritaria, y el modelo de democracia circular permite tomar decisiones consensuadas que evitan crisis políticas. 

Sin embargo, desde Occidente, este sistema es visto con escepticismo. Críticos argumentan que carece de competencia política real y que el PCCh mantiene un control férreo sobre el proceso. Pero, ¿es realmente así? China defiende su sistema como una adaptación única a las necesidades del país, un Socialismo con Caracteristicas Chinas.

Según los líderes chinos, la democracia circular no es inferior a las democracias occidentales, sino simplemente diferente. Argumentan que su modelo ha permitido sacar a cientos de millones de personas de la pobreza y convertir a China en una potencia global. Mientras muchas democracias liberales enfrentan parálisis política y polarización, China ha logrado implementar políticas de largo plazo que han impulsado su desarrollo económico y tecnológico. 

Las Dos Sesiones no son solo un ejercicio de retórica política. A lo largo de los años, han sido escenario de decisiones históricas que han moldeado el rumbo de China. Por ejemplo, en 2013, se anunciaron reformas económicas para liberalizar la economía y reducir el papel del Estado en ciertos sectores. En 2015, en respuesta a las protestas en Hong Kong, se aprobó una ley de seguridad nacional que reforzó el control central sobre la región. Más recientemente, en 2021, las sesiones priorizaron la autosuficiencia tecnológica en un contexto de tensiones con Estados Unidos, y se relajó la política de control de natalidad para revertir el envejecimiento poblacional. 

Para Argentina, un país que ha fortalecido sus lazos con China en áreas como el comercio, la inversión y la cooperación tecnológica, entender las Dos Sesiones es crucial. Las decisiones que se tomen en 2025 podrían afectar directamente a sectores clave para nuestra economía, como la exportación de carne, la minería y la energía. Además, el modelo de democracia circular ofrece un contrapunto interesante a los debates internos sobre gobernanza y desarrollo. En un mundo cada vez más multipolar, las decisiones que se tomen en Pekín resonarán más allá. 

En definitiva, las Dos Sesiones de 2025 no sólo marcarán el rumbo de China, sino que también pondrán en evidencia las diferencias y similitudes entre los sistemas políticos de Oriente y Occidente. Para Argentina, este evento es una oportunidad para profundizar su comprensión de un socio clave en un mundo en constante transformación. Mientras China defiende su modelo de democracia circular como una alternativa viable, Occidente sigue cuestionando su legitimidad.