El Gobierno decidió fijar el Salario Mínimo, Vital y Móvil por decreto después de que fracasara la reunión del Consejo del Salario, que convocó a gremios, empresarios y funcionarios del Ejecutivo. El encuentro no logró alcanzar un acuerdo entre las distintas partes, por lo que la Secretaría de Trabajo, encabezada por Julio Cordero, será la encargada de establecer el nuevo monto. Desde octubre de este año, el salario mínimo es de 271.571 pesos, cifra que se mantiene vigente hasta el momento.
Durante la reunión, la Confederación General del Trabajo (CGT) solicitó un aumento significativo, pidiendo que el Salario Mínimo se estableciera en torno a los 572.000 pesos para diciembre. Esta propuesta, que fue respaldada por las dos representaciones de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), reflejó un consenso inusual entre los sindicatos. Sin embargo, la contrapropuesta de los empresarios, encabezada por la Unión Industrial Argentina (UIA), fue mucho más baja, sugiriendo un aumento a 278.000 pesos, con una serie de incrementos escalonados durante los primeros meses de 2025.
La falta de acuerdo entre los gremios y las cámaras empresariales llevó a que el Ejecutivo decidiera intervenir y fijar el salario mínimo por decreto, como ya ocurrió en lo largo de 2024. En julio, la Secretaría de Trabajo había dispuesto un aumento del 15,9 por ciento, lo que llevó el salario a los 271.571 pesos. Este incremento representó un aumento anual del 74,08 por ciento, aunque la inflación acumulada fue superior, alcanzando el 107 por ciento en el mismo período.
El poder adquisitivo del salario mínimo ha sufrido una fuerte merma a lo largo de este año. Según un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA, el salario mínimo perdió un 28 por ciento de su valor interanual hasta noviembre, debido principalmente a la aceleración de la inflación y los aumentos de tarifas. Este descenso ha situado al salario mínimo por debajo de los valores registrados en 2001, antes de la crisis de la convertibilidad, y en un nivel inferior al máximo histórico alcanzado en 2011. Esto refleja una erosión de casi el 60 por ciento respecto a ese pico salarial.