Los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Xi Jinping firmaron 37 acuerdos de cooperación que abarcan áreas como agronegocios, tecnología, infraestructura y educación. Mientras tanto, Argentina, representada por el presidente Javier Milei, optó por un enfoque más diplomático, sosteniendo una reunión bilateral con Xi Jinping en el marco de la cumbre del G20 en Río de Janeiro.
El compromiso de China con Brasil se tradujo en acuerdos que consolidan una relación comercial establecida hace 15 años, con cifras récord en intercambios.
Los acuerdos firmados incluyen inversiones en energía, minería, comunicaciones y desarrollo sostenible, además de la apertura de mercados agrícolas y cooperación tecnológica. En 2024, el comercio bilateral alcanzó los 136.300 millones de dólares hasta octubre, con un superávit de 30.400 millones para Brasil.
Aunque Brasil no se unió formalmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), firmó protocolos que permiten sinergias en proyectos estratégicos. Esto refuerza su posición como socio clave de China en América Latina.
Por su parte, el presidente Milei se reunió con Xi Jinping en un gesto que buscó reafirmar la relación bilateral y explorar nuevas oportunidades comerciales. No obstante, no consiguió nada. Durante el encuentro, se destacó la voluntad de diversificar las exportaciones argentinas hacia China, pero no se anunciaron acuerdos concretos. Ambos mandatarios intercambiaron invitaciones para futuras visitas oficiales, buscando dar continuidad a un diálogo que aún no se traduce en grandes inversiones o proyectos conjuntos.
Argentina no ha logrado capitalizar la presencia de China como su segundo mayor socio comercial para formalizar acuerdos de la magnitud alcanzada por Brasil. Mientras Lula fortalece las relaciones con una estrategia pragmática y multisectorial, Milei parece enfocar sus esfuerzos en establecer bases para futuros entendimientos, aunque con resultados aún modestos.
Mientras Brasil afianza su rol como socio prioritario de China en la región, Argentina sigue buscando posicionarse en un escenario internacional competitivo. La comparación deja en evidencia la diferencia en estrategias y resultados: 37 acuerdos firmados para Brasil frente a una reafirmación de la relación bilateral para Argentina. La pregunta ahora es si Argentina podrá convertir estas gestiones diplomáticas en resultados concretos que beneficien a su economía con un presidente que prima lo ideológico sobre lo político.